La soja es el principal enemigo que tiene la Argentina como país agropecuario y productor de alimentos. La soja permite aumentar la producción, pero ocasiona la desertificación del suelo, una masiva contaminación ambiental, pérdidas irreparables en la biodiversidad de ambientes naturales, la desaparición de alimentos básicos, y un aumento de la desocupación, el hambre y la indigencia. En el mapa, las áreas en naranja indican el avance de la soja transgénica.
viernes, 27 de noviembre de 2009
SANTA FE SIN RUMBO, NI POLÍTICO, NI LEGAL, NI MORAL
Los cuatro periodistas que lo acompañaron al viaje a Singapur, Alberto Lotuff, Leonardo Ricciardino, Marcelo Castaños y Juan Manuel Fernández, pertenecen a diario La Capital y radio LT 8, del Grupo UNO; otro del canal 5, del Grupo Telefe; el del diario El Litoral y el de Canal 3 y Radio 2, de la Empresa Televisora del Litoral.
¿Vivirán ellos a 100 metros de las fumigaciones? ¿Observarán sus nietos el “mosquito” envenenando el aire a pasos de su ventana disfrutando una chocolatada ?
No es el caso de los periodistas de Radio Amanecer Reconquista, que cubriendo un acto, se vieron sorprendidos en la calle fotografiando un “mosquito fumigador” en pleno centro del Paraje La Lola, calle que da justo a la Escuela Nº 6111 Martín Miguel de Güemes. En el acto estaban presentes legisladores provinciales el senador Federico Pezz, el diputado Osvaldo Fatala , el intendente de Reconquista Jacinto Speranza y el Director Provincial de Vialidad Jorge Placenzotti.
Que su decisión sirva de ejemplo para muchas localidades de nuestra provincia, donde la salud es un lujo, el compromiso con los votantes no existe y donde el señor feudal, en pleno siglo XXI, tiene a los súbditos bajo su pulgar.
Fuente Asociación Argentina de Periodistas Ambientales
Nota difundida también por: FM Activa, Vera, Santa Fé, Argentina.
domingo, 22 de noviembre de 2009
La lucha por la tierra en Argentina
Las mujeres son el eje de la defensa de la tierra en Argentina. Ante el acoso por parte de terratenientes, agroempresarios y firmas trasnacionales, las comunidades campesinas de ese país libran una desigual batalla en la que las madres no sólo encabezan las movilizaciones, sino diseñan la estrategia a seguir
Norma Loto / Semlac-Voces de la Tierra IPS
Buenos Aires, Argentina. “El campesinado hoy vive esclavizado en el campo, al que han llegado señores a sembrar grandes extensiones de soya. Además, nuestro campo ha quedado olvidado, ya que los gobiernos no se ocupan de los caminos ni del acceso al agua. Los grandes terratenientes son los que vienen a sacarnos de nuestras tierras. Antes venían con la promesa de trabajo para nosotros y ahora vienen armados para obligarnos a desalojar”, dice Nelly Veliz, lideresa del Movimiento Campesino de Santiago del Estero (Mocase).
Este movimiento agrupa a miles de familias campesinas que defienden su derecho a la tierra en esa provincia ubicada a 1 mil 160 kilómetros al norte de Buenos Aires.
“No hay una decisión política de solucionar nuestros problemas. Somos convocados a mesas de diálogos y no hemos conseguido nada en tantos años de batalla”, dice a Semlac.
Para Veliz, el derecho a la tierra en Latinoamérica se ha convertido en una lucha que enaltece la dignidad de los pueblos, porque intereses vinculados al poder económico pretenden apropiarse de los terrenos, que no sólo tienen valor inmobiliario, sino que representan la vida misma para quienes los habitan.
La tierra tiene una función social por ser una fuente de alimento para la vida y un ámbito de la biodiversidad, puntualiza y recuerda que durante la II Conferencia Mundial de la Reforma Agraria y Desarrollo Rural de la Food and Agriculture Organization, realizada en 2006 en Porto Alegre, Brasil, las campesinas y campesinos denunciaron los intereses que explotan a mansalva los recursos del planeta, sin considerar que éstos son riquezas naturales y fuente de vida que no deben ser mercantilizados.
La hegemonía de poder que emana del neoliberalismo es la principal causa de esta injusticia, y en este sentido la Alianza de Mujeres Rurales por la vida, tierra y dignidad de Guatemala elaboró un documento denominado Tierra y trabajo: nuestros derechos como mujeres rurales, indígenas y campesinas.
Este informe, entre otras cosas, señaló que “hay un incremento de trabajadores y trabajadoras sin tierra, marcada división de género en la fuerza de trabajo temporal y las políticas gubernamentales priorizan lo individual sobre lo colectivo en el registro de propiedad”.
Un caso argentino
En Argentina, los campesinos desde hace varias décadas piden a los gobiernos de turno medidas eficaces para detener los desalojos y los desmontes de los terrenos. Es en esa lucha que se inscribe desde hace más de dos décadas el Mocase.
No es casual que sea una de las organizaciones con más fortaleza, pues en Santiago del Estero el desmonte actúa sin piedad, con el fin de obtener tierras destinadas al monocultivo de soya. En esa provincia ya se ha eliminado el 70 por ciento del bosque.
La necesidad y el miedo son dos factores de peso en la lucha por la tierra. Es que muchas veces los campesinos, por aprensión y carencias, terminan vencidos y venden sus tierras a los grupos de poder.
Nelly Veliz insiste ante Semlac que no sólo las necesidades económicas y el temor son las causas de que el campesinado termine subyugado, sino que otra de las razones es el agotamiento de esperar las ayudas que nunca llegan por parte del Estado.
En este sentido, un informe de Centro de Estudios Legales y Sociales (2002) dice que una de las causas por las que se han agravado las condiciones de educación, salud, vivienda, alimentación, trabajo y condiciones para la actividad productiva es “sin duda, la disminución de los recursos que el Estado destina para la atención de las necesidades básicas de la población, fundamentalmente a través de los planes sociales”.
La mujer como protagonista
“Las mujeres tienen derecho al acceso amplio y completo en la participación en espacios de toma decisiones”, sostiene uno de los principios y compromisos de la Vía Campesina Internacional.
En este sentido, Silvia Borsellino, directora ejecutiva del Fondo de Mujeres del Sur y militante por los derechos de las mujeres, dice que “las mujeres campesinas e indígenas en los países latinoamericanos son quienes defienden el derecho a la tierra, a la identidad y a una vida digna, tanto para ellas como para sus comunidades.
“Cuando se sienten amenazadas sus tierras –subraya la experta–, comprenden que el riesgo va más allá de lo material, porque está siendo amenazada una forma de vida que le da sentido a su identidad y pertenencia cultural. Reconocen sus necesidades, expresan sus demandas legítimas y construyen sus estrategias de lucha con una visión de largo plazo, que contenga a otras generaciones, que dé alimento, agua, árboles y vida a muchas generaciones más”.
Hacia adentro de esta lucha, la discriminación basada en el género es una constante como en cualquier otro ámbito patriarcal. Veliz cuenta que obtener un lugar y ganarse el respeto de sus compañeros no le fue fácil. “A una mujer que habla y dice verdades siempre hay alguien que buscará por todos los medios hacerla callar”.
En cuanto a la función del Estado, Borsellino afirma que es necesario el reconocimiento del liderazgo de las mujeres en esta lucha y que, además, resulta imperiosa la inclusión de sus voces en los procesos de construcción de agendas políticas y sociales.
Es que son las mujeres quienes, en la cotidianeidad, se encargan de proveer alimentos para sus familias y sus comunidades y, además, las responsables de promover diversas formas de economía regional. Pero nada de esto les es reconocido.
Al respecto, Borsellino sostiene que “las invisibilidades no son ingenuas ni neutras en el sentido político; son condiciones de exclusión predeterminadas que se imponen a sujetos que no responden a las lógicas de poder. El Estado lo construimos entre todos, no es patrimonio exclusivo ni excluyente del Estado-gobierno”.
jueves, 19 de noviembre de 2009
Glifosato: Condenados en el aire
18-11-09 Por Dra. Graciela Gomez
“Mucho se dice que el GPS hace innecesario al banderillero, pero esto es otra mendacidad. Nadie puede pensar en navegar una aeronave por instrumentos a baja altura. Yo he sido usuario de navegadores del mismo tipo que se emplea para fumigar y los errores que tiran, más el tiempo que tardan en orientarse, los hacen obsoletos para este uso. Sirven para encontrar el campo o la pista, para saber cuanto falta de recorrido y gracias”, agregó Arturo Avellaneda, que escribe para el blog "Permahabitante", que fué intervenido o "fumigado", como él prefiere denunciarlo.
Al testimonio de ambos se sumó el de Fabián Tomasi, otro “fumigador” que lleva en su cuerpo la marca del veneno.
Todos manifestaron que el SENASA permite las fumigaciones respetando las leyes y que en relación a los afectados tanto unas como otro “se hacen humo".
En videoconferencia con la ingeniera agrónoma Patricia Roccatagliata -en el marco de la Jornada sobre Agroquímicos que se desarrolló el pasado 30 de octubre en el Colegio de Ingenieros de Buenos Aires- Tomasi relató desde su Entre Ríos natal, en la localidad de Basavilbaso, el drama que le toca vivir y hace un llamado para que se termine lo que califica como “un genocidio”. -
Fabián. Buen día. ¿Nos contás cuando empezaste a fumigar con los aviones?
En el 95-96. Era apoyo terrestre preparando todos los productos, sin ningún curso previo para entender que estaba manipulando. Nos reíamos de las fotos de las etiquetas, esa gente que mostraba tipo astronautas, nosotros nunca tuvimos la posibilidad de vernos así, por ignorancia, subestimando el desastre.
- ¿Qué medicación te están dando?
Aplicaciones que me donó el Dr. Kaczewer, terapia y acupuntura alemana, con su discípulo de Entre Ríos, porque antes no tenía ningún ingreso, no tenía jubilación. Agradezco a Asamblea por la Vida, Tenaglia, Guillermo Torres, Romano, que han hecho lo posible para que yo hoy este hablando con ustedes.
- ¿Como es tu dieta?
Yo soy diabético, partamos de esa base. Era mas fácil tratarme así, para minimizar el problema de los agrotóxicos. Me trataron un año por diabético, el Dr Lezcano, que hace años está luchando contra esto, todo estaba bien… hasta que un día empecé a perder los músculos, disminución de la capacidad pulmonar, el cuerpo denotaba otra cosa y el médico me dice: “sacate la remera porque noto en vos algo raro que no es normal… hace un año que estamos errados, la diabetes no es, acá hay algo mas. La diabetes esta controlada" Con la exposición que tuve durante seis años con los venenos, potenciado por mi diabetes que disminuye mi capacidad de reacción, lo que yo tengo es una gran intoxicación por agroquímicos, se diga lo que se diga. De no ser así que alguien me lo demuestre.
Trabajamos con productos químicos en cueros y short y a veces descalzos. Parábamos para comer al mediodía lavándonos las manos con agua que llevábamos en un carrito atrás de la camioneta. Comíamos pan de una conservadora con hielo que almacenábamos en una caja atrás junto con los agroquímicos. ¿Se entiende?
- Acá se están horrorizando…
Comimos venenos durante toda la vida. Cabe destacar que algunas veces que íbamos a trabajar al campo llevábamos maestras rurales porque las conocíamos, le hacíamos lugar entre los productos y se sentaban en las cajas de la camioneta, entre los venenos, a 40-42 grados y ellas sentadas ahí. Los envases se hinchaban por el gas y ellas apoyadas ahí, sobre ese veneno tomando mates. Hay que ser concientes que la ignorancia mata más que el silencio…
- Totalmente…
Yo creo que acá hay muchos culpables y muchos cómplices. En esto me aconsejaron que no hable de política, pero todo esto es un poco de política.
- Háblanos del tema de los médicos, de como la medicina minimiza en todos lados y este acostumbramiento de que los químicos no hacen mal y que total es una cultura general que no pasa nada…
En el hospital publico donde voy en mi ciudad me tratan hasta el día de hoy por diabetes porque no saben distinguir cual es mi problema, esto es algo nuevo el medico común, sin desmerecer su labor, no lo interpreta. Hasta ahora mi historia clínica figura que soy diabético y me tratan como tal cada vez que voy al hospital... no he conseguido más allá de un montón de intervenciones quirúrgicas, para limpiarme las articulaciones, para sacarme el calcio que mi cuerpo forma alrededor del veneno. Nunca pude hacer biopsias de eso o se perdieron… o creo que nadie quiere dilucidar cual es realmente mi problema…
- ¿Como era su trabajo?
Trabajamos al rayo del sol en pistas improvisadas en el campo. Comíamos debajo del ala del avión donde están las barras que gotean el veneno. Para nosotros era normal jugar con el dedo en los chorritos de veneno que caían en el piso mientras hablábamos y tomábamos mate.
Por lo general comíamos pan de miga que usábamos para el fiambre que como un secante absorbía todo lo que teníamos en las manos. El agua que usábamos era del tanque de los molinos australianos que hay en los campos, con todo el riesgo que eso conlleva para el resto de la población circundante a ese molino. Nosotros sacábamos el agua del molino más cercano, sacábamos el agua con la misma manguera por la que minutos antes pasaba el veneno, la sumergíamos ahí y contaminábamos todo.
- ¿Alguien les dijo alguna vez de los riesgos que eso significaba?
A nosotros nunca nadie nos explicó la calidad del agua, lo aprendí después. Usábamos una media de mujer, una can-can sobre la boca del pico para que no pase el verdín que tape los picos a la barra del avión. Ese era el único tratamiento que le hacíamos al agua. Y muchas veces he sido “banderillero” que aunque se lo nieguen a la doctora (Graciela) Gómez. Se que hasta ahora lo siguen haciendo por una cuestión de practicidad. Hay muchos pilotos de aviones que no saben usar los GPS, por lo tanto es mas fácil poner un empleado en el campo con una bolsa en el lote marcando y por lo general uno se agacha para no perder tiempo, nos agachábamos cuando nos caía esa lluviecita en el lomo, que era veneno, pero nosotros nos poníamos contentos y agradecíamos al piloto porque nos refrescaba.
- Muchas gracias Fabián…
Una última cosita, ingeniera. Aquellos que han tenido la suerte de estudiar para saber aplicar esto, solamente les pido por mi y por todos los afectados que son mas de dos millones que de una vez por todas pongan conciencia que tarde o temprano esto nos va a matar a todos.
Le pido a Dios que interceda con esta gente; me estoy refiriendo a los ingenieros agrónomos, que creo que ahí hay muchos. Por favor sean sensatos en lo que tratan de explicar y que de una vez por todas nos ayuden porque nos están matando, tal vez sin querer porque no lo comprenden. Que se haga como se haga esta actividad va a generar muerte... esto es un genocidio.
Por favor, aquellos que estudian para esto nos den la posibilidad de seguir viviendo porque creo que si estas reuniones se hacen es porque alguien esta entendiendo algo. Por favor, por todos los nenes que nacen, que les permitan vivir, hagan lo posible de salvar esas vidas. Nadie dice que se deje de hacer la actividad agropecuaria, pero tratemos de formular nuevas expectativas y que nadie nos imponga nada. Que ningún país disponga que es lo que tenemos que hacer con nuestro campo para poder volver a ser el granero del mundo que alguna vez fuimos. www.ecoportal.net
Dra. Graciela Gomez, Ong Ecos de Romang - Noviembre de 2009
Fuente: Asociación Argentina de Periodistas Ambientales
lunes, 16 de noviembre de 2009
La sequía arrasa (provincia) Argentina
Dos millones de hectáreas se encuentran en situación de emergencia en el corazón del país - Un año sin lluvia deja Córdoba al borde del drama
El pueblo se llama Salsipuedes, todo junto, está a 36 kilómetros de Córdoba, en el corazón geográfico de Argentina, y siempre ha intrigado a los viajeros con su insólito nombre y las diversas leyendas que corren sobre su origen. Hasta hace poco tenía un río y hasta una cascada llamada el Salto de la Estancita. Ahora es un lugar en el que se pelea a puñetazos por el agua y en el que los detenidos por intentar asaltar los camiones cisterna deben ser puestos en libertad porque la cárcel no tiene agua ni para darles de beber. El sequedal está haciendo estragos en la provincia de Córdoba, donde no llueve desde hace casi un año. Para ser más exactos, donde han caído sólo 255 mililitros, por debajo de los 320 que marcaron la gran sequía de 1950.
En el corredor de las llamadas Sierras Chicas la falta de agua es agobiante. Más de mil familias deben ser abastecidas por cisternas, pero sólo se dispone de dos camiones que tardan más de nueve días en rotar por todas las casas. Demasiado tiempo para renovar las existencias de agua, así que ahora la municipalidad piensa instalar depósitos en puntos fijos, protegidos por la gendarmería y que sean los ciudadanos los que vayan a retirar agua por sus propios medios. El intendente, Sergio Cornejo, no oculta su miedo: "Es una situación crítica. Tenemos 13 pozos: uno está seco, siete en estado crítico y los cinco restantes dan menos del 50% de lo habitual". Según explica en su página de Internet, los incidentes en torno a los camiones cisterna han sido sólo verbales, pero la policía vigilará los depósitos para evitar que "las cosas pasen a mayores, en la medida en que la escasez se acreciente".
Dos millones de hectáreas (casi equivalente a la Comunidad Valenciana) están en emergencia, pero sobre todo están en emergencia centenares de pequeñas explotaciones, en el noreste, con menos de cien cabezas de ganado, que pueden quedar en la miseria. Familias enteras que llegarían a engrosar los barrios que rodean la ciudad y en las que la miseria es ya bien palpable.
Es también llamativo que en Córdoba capital y en muchas localidades de la provincia las autoridades aún no hayan aprobado medidas restrictivas ni cortes programados. Es como si nadie pudiera creer que no va a llover antes de fin de año. "No ha llovido en septiembre, ni en octubre, ni en noviembre, pero eso es porque las lluvias están retrasadas. Llegarán en unos días", asegura el coordinador de la Federación Empresarial Hotelera, Alejandro Morini. Están seguros de que el agua caerá con fuerza en esas nubes que se van formando todas las tardes en el horizonte, "aunque la verdad es que todas las tardes las vemos, todas las tardes pensamos que lloverá y todas las tardes las nubes pasan plomizas, sin dejar una sola gota de agua", se inquieta el rector de la Universidad Católica. El padre Velasco asegura que hoy todo el mundo está preocupado por el agua, porque falta en las grandes ciudades, pero que nadie prestó atención cuando faltó en las pequeñas localidades de la provincia. "La desertificación, que tiene que ver con la sequía, ha ido gestándose a la par del proceso de sojización, el desmonte y arrasamiento de tierras, que han venido acompañados de desalojos de habitantes muy pobres con engaños y, muchas veces, con violencia", denuncia el jesuita en La Voz del Interior.
martes, 10 de noviembre de 2009
El Futuro de la Oleaginosa...
ACSOJA y Aapresid, de Argentina;
Asociación de Productores de Soja del Mato Grosso, la región sojera más fuerte de Brasil y la de mayor potencial mundial.
De Paraguay (el cuarto exportador mundial), la Asociación de Productores de Soja, Oleaginosas y Cereales y la Cámara de Exportadores.
Por EE.UU., el mayor productor, la Asociación Americana de la Soja, el Consejo Americano de Soja y el Consejo Exportador.
Por Uruguay, la Mesa de Oleaginosos (agrupa a los principales productores).
Joao Viaña, especialista brasileño contratado por la nueva alianza, presentó los lineamientos centrales del Manual de Buenas Prácticas Agrícolas que impulsan, que incluirá los siguientes puntos:
Gestión sustentable del suelo: se debe mantener la capacidad productiva y la fertilidad, usar sistemas de prevención de la erosión y rotar cultivos;
Uso sostenible del agua: conservar la calidad y disponibilidad y evitar la contaminación del recurso;
Prácticas sustentables en la protección y manejo de los cultivos;
Prácticas ambientales que protejan la biodiversidad, reduzcan el uso de combustibles fósiles y recuperen áreas degradadas.Todo esto se traducirá en un manual técnico, cuya redacción ya comenzó y cuya primera versión -se indicó en el evento- estará lista para fin de año.
Todo el poder de la soja
Por: Sergio Persoglia.
spersoglia@clarin.com
Fuente: Diario Clarin de Buenos Aires