jueves, 25 de junio de 2009

Población al sur de Córdoba denuncia distribución de agua envenenada

24.06.09 - ARGENTINA
Adital -
La Coordinadora Córdoba en Defensa del Agua y la Vida (CCODAV) presentó una denuncia penal en la semana pasada contra la empresa Aguas Cordobesas, acusada de distribuir agua envenenada con agrotóxicos al sur de Córdoba, ciudad argentina. Responsable por la "venta de agua en bloque", la empresa tendría causado daño a cerca de 400 mil cordobeses de la zona al Sur del Rio Suquía, que consumen agua proveniente de la Planta Potabilizadora los Molinos. La denuncia fue presentada al fiscal del Distrito 2, Pedro Caballero.

La entidad afirma que la agua consumida por la población del sur de Córdoba es proveniente de un canal a cielo abierto, "Los Molinos Córdoba", que en su transcurrir de 64 kilómetros, atraviesa miles de hectáreas de cultivos de soja transgénica, que recibe diluvios de agro tóxicos en sus aguas.

Según la CCODAV, la contaminación es consecuencia de las fumigaciones con aviones, maquinaria o a mano, parte del "insostenible y peligroso paquete tecnológico" que acompaña a esta industria de los agro negocios destinados a la exportación. La entidad denuncia que las aguas están siendo afectadas por el uso, en plantaciones próximas, de tóxicos como el Glifosatos, 2.4d, Endosulfan entre otros insecticidas o agroquímicos.

La denuncia fue dirigida contra la empresa Aguas Cordobesas (concesionaria monopólica de la "venta de agua en bloque" desde 1997), al gobierno de la provincia de Córdoba, y el municipio de la capital, por falta de controles e información a la población.

Los denunciantes entienden que "Aguas Cordobesas", el ejecutivo provincial y el municipal podrían estar incurriendo en delitos previstos en el Cap. IV del Código Penal Argentino y delitos contra la salud pública ("… Envenenar o adulterar aguas potables…"), violando por mas de 11 años los art. 201, 202 y 203, que contemplan hasta cárcel para los responsables.

Algunos de los barrios afectados son: Rogelio Martínez, Las Flores, Jardín, Jardín Espinosa, Ferreyra, Ituzaingó, Ituzaingó anexo, Jardín del Pilar, Hipódromo, Jockey Club, José Hernández, José Ignacio Díaz (I, II, III y IV sección), Las Lilas, Cerveceros, Eucaliptus, Los Sauces, Maipú Lourdes, Maldonado, Miralta, San Vicente, Maipú, Colón, Empalme, Nueva Córdoba, Observatorio, Müller, Nicolás Avellaneda, Oña, Parque Deán Funes, Cárcano, Renacimiento, San Felipe, San Javier, San Lorenzo Sur, SEP, Iponá y Ciudad Universitaria, Residencial San Carlos, Cabaña del Pilar, Villa el Libertador, Hogar III, entre otros de la zona Sur.

Con informaciones de Coordinadora Córdoba en Defensa del Agua y la Vida (CCODAV)

Fuente: Adital Brasil

martes, 23 de junio de 2009

Foco divulga informe sobre uso del glifosato en zonas urbanas de Buenos Aires


Buenos Aires - Adital -
El uso de herbicidas no es exclusivo de las áreas rurales. El glifosato, por ejemplo, también está siendo utilizado en espacios públicos de las áreas urbanas del área metropolitana de Buenos Aires, como en plazas y parques. Eso es lo que ha dicho el Informe "Uso del glifosato en el área Metropolitana de Buenos Aires", publicado por Foro Ciudadano de Participación por la Justicia y los Derechos Humanos (Foco).

Según el Foro, el 13 de abril de este año se publicaron en Argentina los resultados de un estudio que comprobó la toxicidad del glifosato. Pero, mismo con investigaciones y estudios, Argentina sigue utilizando el producto no sólo en zonas rurales, como también en áreas urbanas del Gran Buenos Aires.

Según el informe, la empresa de ferrocarriles TBA está utilizando agrotóxicos - como el glifosato - con el fin de mantener los terrenos próximos a las vías del ramal Retiro-Tigre sin malezas. "Los terrenos fumigados son adyacentes a viviendas, comercios y plazas a las que habitualmente asisten niños, los cuales están más expuestos que los adultos", afirma.

Así como en vías, otros locales también poseen el mismo problema, como las plazas de la ciudad de Buenos Aires y la zona del Parque Pereyra y Villa Elisa. "Se ha denunciado que en Plaza Giordano Bruno del barrio de Caballito se aplicó glifosato para desmalezamiento. Las personas que transcurren por la plaza son afectadas tanto en el momento de la aplicación, como posteriormente al quedar el tóxico en el aire durante un tiempo. Las piedras con la que juegan los niños también quedan contaminadas y las plantas y la tierra absorben este tóxico."

Según el informe, ya hay Proyectos de Ordenanza que solicitan la intervención en la utilización del glifosato como fitosanitario. En el Consejo Deliberante de Vicente López, por ejemplo, el proyecto quiere prohibir "la aplicación de agroquímicos para la eliminación de pastizales y especies vegetales en todos los predios públicos y/o privados nacional, provincial y municipal y predios de dominio privado de uso o acceso público del partido de Vicente López."

Según el informe, el glifosato es un herbicida utilizado para matar malezas, con el que se fumigan cultivos transgénicos de soja, maíz y algodón. Estos, sólo resisten al compuesto tóxico porque están genéticamente modificados. Las demás plantas (incluso las que están en peligro de extinción) acaban muriendo.

Además de las plantas, el glifosato aún contamina el suelo, las aguas superficiales y subterráneas, y los seres humanos. "La Agencia de Protección del Medio Ambiente de Estados Unidos (EPA) determinó que tras llegar al suelo, el glifosato es fuertemente absorbido. De allí que si bien es altamente soluble en agua, la sustancia permanece en las capas superiores del suelo y tiene una vida media de más de 60 días, hallándose incluso hasta un año después", afirma.

De acuerdo con el informe, las plantas que no mueren, absorben el veneno y se encuentran en las partes utilizadas como alimento. Para la salud humana, el glifosato puede causar: toxicidad subaguda y crónica, daños genéticos, efectos cancerígenos, y problemas reproductivos.

Sin embargo, el agrotóxico aún es el "pilar de la industria sojera argentina". Según el informe, en el año 2007, el país cultivó 19.1 millones de hectáreas con productos transgénicos. De esas, 16 millones de hectáreas fueron con soja y 2.8 millones con maíz., siendo que "casi el 100% de la superficie de soja y el 90% de cultivos de maíz fueron sembrados con semillas tolerantes al herbicida glifosato".

domingo, 21 de junio de 2009

21 de Junio: Día por una América Latina Libre de Transgénicos.


A tres años de haberse declarado este día, 21 de Junio, para alertar del grave peligro al que se somete a la población, el avance de este tipo de cultivos incentivados por multinacionales y gobiernos no ha cesado su ritmo. La actual crisis financiera y sistémica tampoco ayuda a combatir el problema, más bien lo agrava ya que sigue primando el negocio por encima de todo y los perjuicios causados a la tierra y sus habitantes son meros 'daños colaterales'.

Latinoamérica es la zona de mayor biodiversidad agrícola del planeta. Los cultivos transgénicos amenazan con destruir miles de años de seguridad y soberanía alimentaria de nuestros pueblos y con provocar una irreversible contaminación genética como la ya causada en México, país centro de origen del maíz.

Latinoamérica es la zona de mayor biodiversidad agrícola del planeta y centro de origen de muchos cultivos fundamentales para la alimentación humana, como lo son el maíz, la papa, porotos, yuca, maní entre otros. Contradictoriamente es la zona con mayor cantidad de cultivos transgénicos después de Estados Unidos, con amplias áreas sembradas de soja, maíz y algodón transgénicos.

Los cultivos transgénicos amenazan con destruir miles de años de seguridad y soberanía alimentaria de nuestros pueblos y con provocar una irreversible contaminación genética como la ya causada en México, país centro de origen del maíz.

Los organismos manipulados genéticamente, llamados "transgénicos", son organismos nuevos creados en laboratorio, cuyas características han sido alteradas mediante la inserción de genes de otras especies. Estos organismos no pueden ocurrir en la naturaleza y no se puede predecir como interactuarán con los ecosistemas ni cuáles serán las consecuencias de su liberación en el ambiente. Estudios científicos y experiencias de campo demuestran que los cultivos transgénicos no poseen un rendimiento más alto que los cultivos naturales, que son más contaminantes y que introducen nuevos riesgos para la salud y para el ambiente.

En enero de 1999, con el objetivo de oponerse a estos cultivos, organizaciones sociales reunidas en Quito, Ecuador durante el "Seminario Latinoamericano sobre Organismos Transgénicos y Bioseguridad", crearon la Red por una América Latina Libre de Transgénicos (RALLT).

La Red por una América Latina Libre de Transgénicos determinó que el 21 de junio fuera declarado como Día por una América Latina Libre de Transgénicos. Este día fue escogido porque coincide con el Solsticio de junio, día de mucha importancia entre las culturas americanas, donde se llevan a cabo una serie de prácticas relacionadas con la cosecha del maíz, la papa y otros cultivos.

www.ecoportal.net

“El glifosato estimula la muerte de las células de embriones humanos”


ENTREVISTA A GILLES-ERIC SERALINI, REFERENTE EUROPEO EN EL ESTUDIO DE AGROTOXICOS

Confirmó los efectos letales del herbicida en células humanas de embriones, placenta y cordón umbilical. Alertó sobre las consecuencias sanitarias y ambientales, y exigió la realización de estudios públicos sobre transgénicos y agrotóxicos. Cuando dio a conocer sus investigaciones, recibió críticas y desacreditaciones.

Por Darío Aranda

Gilles-Eric Seralini es especialista en biología molecular, docente de la Universidad de Caen (Francia) y director del Comité de Investigación e Información sobre Ingeniería Genética (Criigen). Y se ha transformado en un dolor de cabeza para las empresas de agronegocios y los defensores a ultranza de los OGM (Organismos Genéticamente Modificados –transgénicos–). En 2005 descubrió que algunas células de la placenta humana son muy sensibles al herbicida Roundup (de la compañía Monsanto), incluso en dosis muy inferiores a las utilizadas en agricultura. A pesar de su frondoso currículum, fue duramente cuestionado por las empresas del sector, descalificado por los medios de comunicación y acusado de “militante verde”, entendido como fundamentalismo ecológico. Pero en diciembre pasado volvió a la carga; la revista científica Investigación Química en Toxicología (Chemical Research in Toxicology) publicó su nuevo estudio, en el que constató que el Roundup es letal para las células humanas. Según el trabajo, dosis muy por debajo de las utilizadas en campos de soja provocan la muerte celular en pocas horas. “Aun en dosis diluidas mil veces, los herbicidas Roundup estimulan la muerte de las células de embriones humanos, lo que podría provocar malformaciones, abortos, problemas hormonales, genitales o de reproducción, además de distintos tipos de cánceres”, afirmó Seralini a Página/12 desde su laboratorio en Francia. Sus investigaciones forman parte de la bibliografía a la que hace referencia el Comité Nacional de Etica en la Ciencia en su recomendación para crear una comisión de expertos que analice los riesgos del uso del glifosato.

El investigador había decidido estudiar los efectos del herbicida sobre la placenta humana después de que un relevamiento epidemiológico de la Universidad de Carleton (Canadá), realizado en la provincia de Ontario, vinculara la exposición al glifosato (ingrediente base del Roundup) con el riesgo de abortos espontáneos y partos prematuros. Mediante pruebas de laboratorio, en 2005, Seralini confirmó que en dosis muy bajas el Roundup provoca efectos tóxicos en células placentarias humanas y en células de embriones. El estudio, publicado en la revista Environmental Health Perspectives, precisó que el herbicida mata una gran proporción de esas células después de sólo dieciocho horas de exposición a concentraciones menores que las utilizadas en el uso agrícola.

Señalaba que ese hecho podría explicar los abortos y nacimientos prematuros experimentados por trabajadoras rurales. También resaltaba que en soluciones entre 10 mil y 100 mil veces más diluidas que las del producto comercial ya no mataba las células, pero bloqueaba su producción de hormonas sexuales, lo que podría provocar en fetos dificultades en el desarrollo de huesos y el sistema reproductivo. Alertaba sobre la posibilidad de que el herbicida sea perturbador endocrino y, por sobre todo, instaba a la realización de nuevos estudios. Sólo obtuvo la campaña de desprestigio.

En 2007 difundió nuevos avances. “Hemos trabajado en células de recién nacidos con dosis del producto cien mil veces inferiores a las que cualquier jardinero común está en contacto. El Roundup programa la muerte de las células en pocas horas”, había declarado Seralini a la agencia de noticias AFP. Resaltaba que “los riesgos son sobre todo para las mujeres embarazadas, pero no sólo para ellas”.

En diciembre último, la revista norteamericana Investigación Química en Toxicología (de la American Chemical Society –Sociedad Química Americana–) le otorgó a Seralini once páginas para difundir su trabajo, ya finalizado. Focalizó en células humanas de cordón umbilical, embrionarias y de la placenta. La totalidad de las células murieron dentro de las 24 horas de exposición a las variedades de Roundup. “Se estudió el mecanismo de acción celular frente a cuatro formulaciones diferentes de Roundup (Express, Bioforce o Extra, Gran Travaux y Gran Travaux Plus). Los resultados muestran que los cuatro herbicidas Roundup, y el glifosato puro, causan muerte celular. Confirmado por la morfología de las células después del tratamiento se determina que, incluso a las más bajas concentraciones, causa importante muerte celular”, denuncia en la publicación, que precisa que aun con dosis hasta diez mil veces inferiores a las usadas en agricultura el Roundup provoca daño en membranas celulares y muerte celular. También confirmó el efecto destructivo del glifosato puro, que en dosis 500 veces menores a las usadas en los campos induce a la muerte celular.

Gilles-Eric Seralini tiene 49 años, nació en Argelia, vive en Caen, investiga la toxicidad de variedades transgénicas y herbicidas, es consultor de la Unión Europea en OGM y es director del Consejo Científico del Comité de Investigación e Información sobre Ingeniería Genética (Criigen). “He publicado tres artículos en revistas científicas norteamericanas de ámbito internacional, junto con investigadores que hacían su doctorado en mi laboratorio, sobre la toxicidad de los herbicidas de la familia del Roundup sobre células humanas de embriones, así como de placenta, y sobre células frescas de cordones umbilicales, las cuales llevaron a los mismos resultados, aunque fueran diluidas hasta cien mil veces. Confirmamos que los herbicidas Roundup estimulan el suicidio de las células humanas. Me especializo en los efectos de los OGM y sabemos que el cáncer, las enfermedades hormonales, nerviosas y reproductivas tienen relación con los agentes químicos de los OGM. Además, estos herbicidas perturban la producción de hormonas sexuales, por lo cual son perturbadores endocrinos”, afirma Seralini.

“El glifosato es menos tóxico para las ratas que la sal de mesa ingerida en gran cantidad”, señalaba hace una década la publicidad de Monsanto, citada en la extensa investigación periodística El Mundo según Monsanto, de Marie-Monique Robin. En el capítulo cuatro, llamado “Una vasta operación de intoxicación”, Seralini es contundente: “El Roundup es un asesino de embriones”. Hecho confirmado con la finalización de sus ensayos, en diciembre de 2008.

La contundencia y difusión del trabajo provocaron que la compañía de agrotóxicos más poderosa del mundo rompiera su silencio –a pesar de que su política empresarial es no responder estudios o artículos que no le sean favorables–. Mediante un comunicado, y ante la agencia de noticias AFP, Monsanto Francia volvió a deslegitimar al científico. “Los trabajos efectuados regularmente por Seralini sobre Roundup constituyen un desvío sistemático del uso normal del producto con el fin de denigrarlo, a pesar de que se ha demostrado su seguridad sanitaria desde hace 35 años en el mundo.”

La antigüedad del producto en el mercado es el mismo argumento utilizado en la Argentina por los defensores del modelo de agronegocios. Las organizaciones ambientalistas remarcan que esa defensa tiene su propio callejón sin salida. El PCB (químico usado en transformadores eléctricos y producido, entre otros, por Monsanto) también se utilizó durante décadas. Recibió cientos de denuncias y se lo vinculó con cuadros médicos graves, pero las empresas continuaban defendiendo su uso basado en la antigüedad del producto. Hasta que la presión social obligó a los Estados a realizar estudios y, con los resultados obtenidos, se prohibió su uso. “Con el glifosato pasará lo mismo”, retrucan las organizaciones.

–Luego de una investigación en la Argentina del doctor Andrés Carrasco, en la que confirmó el efecto devastador en embriones anfibios, las empresas del sector reaccionaron con intimidaciones, amenazas y presiones. ¿Le suena familiar?

–Sí, y mucho. Con mis investigaciones las empresas también reaccionaron muy mal. En lugar de criticar a los investigadores, una gran empresa responsable que no tiene ninguna capacitación en toxicología tendría que ponerse en duda e investigar. En diciembre de 2008, cuando se publicó nuestro último artículo, el Departamento de Comunicación de Monsanto dijo que estábamos desviando el herbicida de su función, ya que no fue hecho para actuar sobre células humanas. Este argumento es estúpido, no merece otro calificativo. Es muy sorprendente que una multinacional tan importante admitiera, con ese argumento, que no conduce ensayos de su herbicida con dosis bajas sobre células humanas antes de ponerlo en el mercado. Se debiera prohibir el producto nada más que por ese reconocimiento corporativo.

–¿Cuál fue el papel de los medios de comunicación en sus descubrimientos?

–Diarios y televisiones han hablado de nuestros estudios, dan cuenta de que el mundo está deteriorándose a causa de estos contaminantes y que muchas enfermedades desencadenadas por productos químicos ya se ven también en los animales y reducen dramáticamente la biodiversidad. Pero también hay que tener presente que el lobby de las empresas es muy fuerte, hacen llegar a los medios de comunicación informaciones contradictorias que finalmente desinforman a la opinión pública e influyen en gobiernos.

En 1974, Monsanto había sido autorizada a comercializar el herbicida Roundup, “que pasaría a convertirse en el herbicida más vendido del mundo”, se ufana la publicidad de la empresa. En 1981 la compañía se estableció como líder en investigación biotecnología, pero recién en 1995 fue aprobada una decena de sus productos modificados genéticamente, entre ellos la “Soja RR (Roundup Ready)”, resistente al glifosato. Monsanto promocionaba el Roundup como “un herbicida seguro y de uso general en cualquier lugar, desde céspedes y huertos hasta grandes bosques de coníferas”. También sostenía que el herbicida era biodegradable. Pero en enero de 2007 fue condenada por el tribunal francés de Lyon a pagar multas por el delito de “publicidad engañosa”. Los estudios de Seralini fueron utilizados como prueba, junto a otras investigaciones. La Justicia de Francia hizo eje en la falsa propiedad biodegradable del agrotóxico y hasta dio un paso más: afirmó que el Roundup “puede permanecer de forma duradera en el suelo e incluso extenderse a las aguas subterráneas”.

Frente a la campaña de desprestigio, Seralini recibió el apoyo de la Procuración General de Nueva York (que había ganado otro juicio contra Monsanto, también por publicidad engañosa). La revista científica Environmental Health Perspectives publicó un editorial para destacar sus descubrimientos y la revista Chemical Research in Toxicology propuso publicar el esquema completo del modo de acción toxicológico. “Monsanto siempre entregó estudios ridículos sobre el glifosato solo, mientras el Roundup es una mezcla mucho más tóxica que el glifosato solo. El mundo científico lo sabe, pero muchos prefieren no ver o atacar los descubrimientos. Sin embargo, la empresa sostenía que era inocuo. Hemos confirmado que los residuos de Roundup representan los principales contaminantes de las aguas de los ríos o de superficie. Por otro lado, recibimos apoyo de parte de investigadores que encontraron efectos similares, explicando así abortos naturales y desastres en las faunas autóctonas”, explica Seralini.

Con un mercado concentrado y una facturación sideral, la industria transgénica es denunciada por su poder de incidencia con quienes deben controlarla. Hasta la Agencia de Protección Ambiental (EPA) de Estados Unidos (el ámbito de control competente) es acusada de haber cedido a sus presiones. En agosto de 2006, líderes sindicales de la EPA acusaron a las autoridades del organismo de ceder ante la presión política y permitir el uso de químicos perjudiciales. “Se corren graves riesgos en fetos, embarazadas, niños y ancianos”, denunciaban. La EPA había omitido estudios científicos que contradecían los patrocinados por la industria de los pesticidas. “La dirección de la EPA prioriza la industria de la agricultura y los pesticidas antes que nuestra responsabilidad para proteger la salud de nuestros ciudadanos”, finalizaba el comunicado.

Seralini remarca el poder económico de las agroquímicas y recuerda que las ocho mayores compañías farmacéuticas son las ocho mayores compañías de pesticidas y de OGM, entre las que Monsanto tiene un papel protagónico. Por eso reclama la realización urgente de test sobre animales de laboratorio durante dos años, como –según explica– sucede con los medicamentos en Europa. “Hay un ingrediente político y económico en el tema, claramente, donde las compañías están detrás”, denuncia. Se reconoce un obsesivo del trabajo, advierte que desde hace una década analiza a diario todos los informes europeos y estadounidenses de controles sanitarios de OGM. Y no duda: “Los únicos que hacen test son las propias compañías, porque son ensayos carísimos. Las empresas y los gobiernos no dejan ver esos trabajos. Esos estudios debieran ser realizados por universidades públicas y debieran ser públicos”.

“Llevo 25 años trabajando sobre las perturbaciones de los genes, de las células y de los animales provocadas por medicamentos y contaminantes. Advertimos el peligro existente y proponemos estudios públicos. Pero en lugar de profundizar estudios y reconocernos como científicos nos quieren restar importancia académica llamándonos ‘militante ambientalista’. Tenemos claro que el ataque proviene de empresas que, si se hacen los estudios, deberán retirar sus productos del mercado”, denuncia Seralini, que en la actualidad advierte sobre el efecto sanitario no ya de los agrotóxicos, sino de los alimentos transgénicos y sus derivados. Recuerda que con el maíz transgénico (también tratado con Roundup) se alimentan los animales que luego come la población (pollos, vacas, conejos y cerdos) y explica que todos los productos que contienen azúcar de maíz (salsas, caramelos, chocolates y gaseosas, entre otros) deben ser objeto de urgentes estudios.

“Llevamos años trabajando sobre la toxicidad de los principales contaminantes. Hemos confirmado que el Roundup es también el principal contaminante de los OGM alimentarios, como la soja o el maíz transgénico, lo que puede conllevar a un problema de intoxicación de los alimentos a largo plazo.” La afirmación de Seralini va en sintonía con las denuncias de centenares de organizaciones sociales, urbanas y rurales, y movimientos internacionales como la Vía Campesina (colectivo internacional de campesinos, indígenas, sin tierra y trabajadores agrícolas), que exigen alimentos sanos.

Fuente: Diario Página 12 / Argentina

miércoles, 3 de junio de 2009

LEY DE AGUA: EXPULSIÓN CAMPESINA E INDÍGENA (Paraguay)

En el Paraguay, la profética frase de monseñor Ismael Rolón, al parecer se esta cumpliendo: Paraguay tierra sin hombres y hombres sin tierra. Las campiñas se están vaciando. Miles de campesinos e indígenas están siendo expulsados por el monocultivo de la soja transgénica. Algunos por vender sus fincas, otros, expulsados por la fumigación masiva con venenos y productos químicos, entre ellos el glifosato, necesarios para el cultivo de la soja modificada. 300.000 paraguayos salieron del país en los últimos 5 años, conforme estadísticas de la Iglesia. Los indígenas, analfabetos, que no saben hablar español, no tienen esa mínima posibilidad. En las grandes ciudades del país se dedican a recolectar basura, latitas de aluminio o prostituir a sus hijas. El drama supera cualquier película de horror. 

El pueblo que en su mayoría se volcó votando por Lugo se encuentra decepcionado. Un líder carismático, pero sin el talento y el arte de los políticos profesionales. Incapaz de negociar con la clase política que le utilizó para tumbar a los colorados, incapaz de obtener los votos necesarios del Parlamento para llevar adelante su programa de gobierno, si es que tiene alguno. Honesto pero un tanto ingenuo, vive soñando un Paraguay ideal pero ya con escaso tiempo.

Para más, casado con un pequeño grupo de izquierda, con muy buena intención quizás, pero sin representatividad y sin la habilidad necesaria para conquistar un pueblo ultraconservador. La extrema derecha agavillada en la asociación rural y en las cámaras de comercio e industria, dominando los grandes medios de información, operan abiertamente contra el Gobierno, obstaculizando cualquier buena intención. El vicepresidente Franco, que ya sueña con el sillón presidencial, que no sabe que los problemas que tiene Lugo van a multiplicarse hasta el infinito con él. 

Los liberales, que quieren más y sustituir a los colorados en sus vicios. Los colorados que perdieron el poder después de 60 años de hábil manejo político, las Fuerzas Armadas que perdieron protagonismo, se encuentran incubando miles de ideas. La mafia que no está pudiendo operar como siempre lo hizo. 

La imposibilidad de cobrar impuestos a los grandes hace que se centre en los pequeños que trabajan de paseros trayendo pequeños rubros de alimentos para subsistir, lo que provoca la ira generalizada de la población que vive de ese trafico. Así las cosas, no se ve la luz al otro lado del túnel. 

Un hastiado Lugo, viajando de nuevo al exterior, esperando que durante su viaje las cosas se arreglen por sí solas. Y ahora, la ultraderecha colorada que pretende la descentralización de la distribución de agua, para una vez privatizada, en sociedad con las transnacionales aplastar y dominar más al pueblo, mediante el cobro abusivo del servicio, y la posibilidad de rematarles sus propiedades, y mediante amenazas tratar de obtener de nuevo el poder con el nuevo grupo que va a provocar mayores problemas. 

No podremos solucionar todos los problemas, pero por lo menos evitemos un gran problema que se viene con la privatización del agua. Evitemos que un grupo se apodere de la distribución de agua en el país. 

Evitemos que se cierren los pozos artesianos que dan agua a la población pobre, luchemos en contra de esa ley. El agua es un recurso indispensable, un bien de la humanidad. No puede cotizarse en la bolsa, no es un bien económico ni un comodity.

Por: Eduardo Morales - Abogado


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