sábado, 9 de enero de 2010

Entre Ríos, Argentina: Alertan que se fumiga en Paraná para sembrar soja a pesar de que está prohibido




Es en la zona comprendida por las calles Churruarín, Maya, Borges, Almirante Brown y Londero. “Están absolutamente prohibidas” las fumigaciones agrícolas en la ciudad, dijo Marcelo Álvarez, director de Medio Ambiente de la Comuna.



En predios de la zona comprendida por las calles Churruarín, Maya, Borges, Almirante Brown y Londero se realizaban ayer tareas de fumigación mediante el andar de un tractor que tiraba de un sistema de esparcimiento. Así lo informó Ricardo Galiussi, propietario de un vivero, ubicado en Almirante Brown, entre Londero y Borges. Para el vecino, los trabajos se tratan de la preparación de la tierra para la siembra de soja. 

Preocupado y sin saber a quién más recurrir, el vecino se preguntó si la actividad sigue estando prohibida en el ejido de la ciudad y, si es así, qué hace la autoridad de aplicación. Es que, comentó, que hace unas semanas presentó documentación –con planos incluidos–, sobre los lotes donde se suele plantar soja, ante el área de Medio Ambiente de la Municipalidad de Paraná y la Defensoría del Pueblo. En tanto, ayer por la tarde, Galiussi llamó a la repartición municipal pero “nadie respondió el teléfono”, aseguró. Luego, hizo una exposición en la Comisaría 7ma. 

“Ya no sé qué más hacer”, afirmó, quejoso, el vecino, para desgranar luego las peripecias que viene sufriendo desde hace tiempo, cuando la soja empezó con su avance estrepitoso hasta llegar a sectores urbanos. Como antecedente, recordó que hace un par de años sufrió la pérdida de miles de kilos de tomates y morrones a causa del glifosato, sustancia incluida como herbicida no selectivo. Justamente, la posible presencia de ese producto en las fumigaciones, renovó ayer la inquietud del vecindario, contó Galiussi. El productor fue hasta la Justicia por el caso de la producción perdida, aunque aclaró que lo que más desvela es la probable afección a la salud de la gente de la zona. “Hay un asentamiento de familias humildes sobre Parera y estaban fumigando calle de por medio”, relató ayer. 

“Están absolutamente prohibidas” las fumigaciones agrícolas en la ciudad, dijo Marcelo Álvarez, director de Medio Ambiente de la Comuna. Seguidamente, anunció que se iba a constituir en la zona en cuestión y que su área tiene expedientes con tramitaciones que dan cuenta de fumigaciones en otros sectores de Paraná. Informó que la prohibición está plasmada en una resolución, medida que relacionó a denuncias provenientes del sur de la ciudad, por la mortandad de perros y pájaros ocurrida en octubre último. 

El 29 de ese mes, el Ejecutivo municipal emitió la resolución 474 mediante la que prohibió la aplicación de plaguicidas agrícolas dentro del casco urbano de la ciudad. Fuera de ese límite, establece una franja de 50 metros en torno de escuelas, clubes, viviendas y áreas recreativas que deberán quedar libres de las pulverizaciones. Para quienes tengan producciones frutihortícolas dentro del ejido –zona prohibida–, la resolución prevé el pedido de una excepción por parte de los titulares de los emprendimientos, bajo una serie de condiciones. Por ejemplo, nómina de cultivos a implantar y plan de fumigaciones, documentación referida a los plaguicidas a utilizar, receta agronómica y toda otra información relacionada a las normas nacionales, provinciales y municipales vigentes. 

Las autorizaciones vencerán cada seis meses y la Comuna podrá darlas por caída si comprueba algún incumplimiento a los requisitos. Las aplicaciones deberán ser supervisadas por un técnico o profesional matriculado, consigna la resolución, y añade que “el único método de aplicación que podrá ser autorizado será el manual a mochila u otro similar, a una distancia de aplicación de 20 centímetros del suelo”, se especifica. 
Paralelamente a la emisión de la resolución 474 estaba vigente el decreto 662 de julio de 2009, que prorrogó la prohibición de aplicar plaguicidas agrícolas con pulverizaciones terrestres en el ejido de Paraná hasta el 31 de diciembre del año pasado. 

En los considerandos de la medida se recordaba –según el parte oficial- que “el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas –Conicet– ha difundido un estudio mediante el cual prueba fehacientemente las malformaciones producidas por el contacto con el glifosato, principal componente de los agroquímicos de uso corriente para controlar plagas en cultivos de soja”. 
Por último, cabe señalar que las fumigaciones agrícolas en sectores de la ciudad han motivado la emisión, en el ámbito municipal, de una serie de disposiciones vedando esa práctica. Sin embargo, parecen no alcanzar. (El Diario)


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