viernes, 25 de diciembre de 2009

Fiestas para pensar... ¡Feliz Navidad y Mejor Año 2010!


A todos lo que seguís esté blog de difusión de noticias sobre uno de los tantos males que asolan el planeta, queria desearles una Feliz Navidad y lo mejor para el próximo año. Son fiestas para pensar sobre nuestro futuro planetario y poner lo mejor de cada uno de nosotros para positivarlo y co-crearlo.

Os dejo un enlace / link a un reportaje al teólogo, filósofo y escritor Leonardo Boff sobre los rumbos del planeta tierra y del ser humano, del cual extracto el párrafo que utilizo al pie de la imagen:



“Creo que a partir de ahora la Humanidad tomará conciencia de que, a partir de la sociedad civil mundial, de los movimientos, organizaciones, instituciones, religiones e iglesias, cambia de rumbo o tendrá que aceptar entonces la aniquilación de la biodiversidad y el riesgo del exterminio de millones y millones de seres humanos, no excluida la eventualidad de la desaparición de la propia especie humana.”



Gracias al blog de Cristobal Cervantes / Espiritualidad y Política.

jueves, 17 de diciembre de 2009

REPORTAJE: La cumbre de Copenhague CUENTA ATRÁS / 14: ARGENTINA "Como no llueve, se derrite la miel"


El 'granero del mundo' debe cambiar de cultivos ante la falta de agua


La familia de Guillermo Beckmann, horticultor de 56 años de la Pampa Húmeda, lleva un siglo dedicada a la tierra. Pero en la última década este argentino de abuelo alemán vio fenómenos climáticos en sus tierras de Guadalupe, en las afueras de la ciudad de Santa Fe, que nunca había percibido. "Los inviernos ya no son tan rigurosos como antes, ya no hay tantas heladas, y entonces no tenemos que tomar tantos cuidados, como regar a la noche o hacerle humo a las verduras", describe Guillermo. "Hay temperaturas más elevadas, que nos benefician", admite el horticultor. Sin embargo, el tiempo está volviendo locos a sus colegas en Santa Fe. En 2003 sufrieron la inundación por el desborde del río Salado. En 2007 y 2008, unas lluvias arrasaron con toda la producción y este año padecieron una sequía que les complicó el riego.

Los cambios climáticos se perciben en toda Argentina, de norte a sur y de este a oeste, en zonas áridas y húmedas, con el consiguiente impacto en la vida de las personas y en las actividades agrícolas, ganaderas, turísticas, industriales o mineras. "Los científicos no se animan a decir que estos cambios sean referidos al calentamiento global, pero lo que está pasando se parece a lo que va a pasar", observa Raúl Estrada Oyuela, diplomático que negoció el Protocolo de Kyoto y que ahora preside la Academia Argentina de Ciencias del Ambiente.

Un informe oficial del Gobierno argentino ya ha identificado los impactos del cambio climático. "Hay un aumento de la frecuencia de precipitaciones extremas en el este y centro del país; aumento de temperatura en la cordillera de los Andes, la Patagonia y Cuyo (oeste), con retroceso de glaciares; aumento de los caudales de ríos y mayor frecuencia de inundaciones en todo el país, excepto en San Juan, Mendoza, Comahue (oeste) y norte de la Patagonia, donde han disminuido los caudales", describe el director de Cambio Climático de Argentina, Nazareno Castillo.

Víctor Pavón es un apicultor de 52 años que tiene colmenas en Silípica, a 50 kilómetros de la ciudad norteña de Santiago del Estero, donde se suele decir que hace "más de 40 grados a la sombra". "Ahora ha empezado a llover, pero hemos tenido siete meses de sequía, que antes no había, y es por la deforestación para plantar soja. Además, en Santiago siempre hacía calor, 40 o 42 grados, pero en octubre y noviembre tuvimos 48, 49 grados", relata Víctor, que desde hace 20 años está "detrás de la abeja". Como no llueve, no crecen las hojas de los árboles, que a su vez no dan sombra, y entonces se derrite la miel, se "funden" las colmenas y cae la producción. "De mis 600 colmenas, perdí 50 este año", cuenta este apicultor de zona árida, donde resulta difícil encontrar otras alternativas productivas.

En el sur también se padecen sequías más extremas que en el pasado. José Luis Zara, ganadero de 45 años de Patagones (un municipio del sur de la provincia de Buenos Aires, donde ya comienza la Patagonia), lleva instalado en la finca que era de su madre desde 2000. Aquella es una zona marginal, donde llovían sólo 350 o 400 milímetros de media anual. En 2004 llegaron a caer 700, pero a partir del año siguiente sólo han llovido 180 de media anual. "Desde pequeño, jamás he visto un sequía tan prolongada como ésta", se sorprende José Luis, y se lamenta. Hasta el año pasado tenía 350 vacas. Frente a la falta de cardos verdes, debió invertir para darles de comer, pero no pudo evitar que se le murieran 40. Antes de que perecieran, debió malvender otros 110 animales a 62 euros cada uno, en lugar de los 196 que podría haber obtenido si no hubiese habido exceso de oferta en su zona. Con unos amigos, alquilaron unas tierras en el norte de la provincia de Buenos Aires para enviar allí 150 vacas. Le quedaron sólo 50 en Patagones. "Esto me deja mal parado económicamente, y va a ser muy difícil revertir la situación", se desconsuela José Luis.

"Los rendimientos cárnicos y lácteos del ganado disminuyen en condiciones de mayor temperatura y humedad", advierte Osvaldo Canziani, dirigente argentino del Panel Intergubernamental de Cambio Climático de la ONU. El calentamiento global en el llamado granero del mundo obliga a la "reubicación de cultivos", añade. "Los de cereales no van a tener rendimientos apropiados y, en un futuro próximo, cuando la temperatura media sobre la superficie de la Tierra aumente en 2º, varias especies no van a poder ser cultivadas en las regiones tropicales actuales, mañana más calientes. Estos cereales se cultivarán en regiones templadas, siempre y cuando la temperatura media del planeta no aumente en 3º", evalúa Canziani. También la pesca en Mar del Plata o la Patagonia ya se ha resentido: "La situación se ha hecho crítica con especies de peces comestibles".

Guillermo Beckmann, que planta acelga, lechuga, remolacha y rúcula en Santa Fe, cuenta que con la sequía de este año los horticultores gastaron más en combustible para hacer funcionar los motores de los pozos de agua o debieron practicar nuevas perforaciones. Después sobrevino una repentina lluvia que inundó tierras cultivables y entonces su provincia debió comprar lechuga de otras regiones de Argentina.

El Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner prevé más impactos por el cambio climático, con más costos que beneficios económicos, migraciones forzadas, problemas de infraestructura y perjuicios para la salud humana. "Proyectamos un retroceso en los caudales de los ríos de la Cuenca del Plata -relata el director Castillo-, aumento del estrés hídrico en el norte y parte del oeste de Argentina, retroceso de la nieve en los Andes, probable crisis de agua en San Juan y Mendoza, menos generación hidroeléctrica en el Comahue y continuidad del retroceso de glaciares."

Fuente: Periódico El País, España (Enlace a los otros catorce artículos)

Punto de partida

- Emisiones. Argentina produjo 162 millones de toneladas de CO2 en 2006, la mitad que España.

- Postura ante Copenhague. Es un adalid de las reclamaciones de los países en desarrollo: poder emitir más y recibir compensaciones monetarias y tecnológicas.

- Qué se juega. La sequía amenaza su agricultura y su ganadería, pero también la pesca y el turismo.

Posición argentina en Copenhague

El ministro de Relaciones Exteriores de Argentina, Jorge Taiana, expuso ayer en Copenhague que adhiere a la posición del resto de los países en vías de desarrollo. Pidió que "los países desarrollados asuman sus responsabilidades en este proceso y, por lo tanto, cumplan sus objetivos claros de reducción de emisión (de dióxido de carbono), faciliten los fondos para la mitigación y adaptación (al cambio climático) y faciliten la transferencia tecnológica". Advirtió: "Si eso no se hace, enfrentaremos un futuro más complicado y un nuevo intento de los países desarrollados por transferir las crisis a los países en desarrollo".

REPORTAJE: LA CUENTA ATRÁS DEL CLIMA / 3: SURAMÉRICA El pulmón del mundo enferma


La sequía deja aisladas a comunidades indígenas y convierte el Amazonas en un vertedero de peces - Brasil pide ayuda para frenar el calentamiento


Tabatinga es una pequeña localidad situada en el corazón del denominado trapecio amazónico, en la frontera entre Brasil, Perú y Colombia. Es una de las áreas más estratégicas del Amazonas, apostadero de contrabandistas y narcotraficantes, donde el ejército brasileño mantiene acuartelado al Octavo Batallón de Infantería de la Selva y un Comando de Control Fronterizo. Al caer la tarde, el pequeño puerto de Tabatinga, bañado por las oscuras aguas del río Amazonas, se convierte en un bullicioso mercado al que arriban los indígenas en sus canoas cargadas con frutas, verduras y pescado. La economía de muchas comunidades indias depende en gran medida de la venta de estos productos y del trueque.

Este año la época de lluvias parece que está llegando con retraso. Una gran sequía azota la cuenca amazónica, y el efecto inmediato es un descenso alarmante de las aguas que recorren en río más largo y caudaloso del planeta. Según los expertos consultados por Greenpeace Brasil, desde julio el río Negro ha experimentado una decrecida de más de trece metros. Técnicamente, la situación se puede denominar de sequía extrema. Así que si las aguas bajan, la navegación puede ser inviable en determinados tramos del río, dejando aisladas algunas comunidades indígenas. Los indios Ticuna que llegan a Tabatinga para comerciar temen que la situación empeore.

Un basurero

Cerca de Manaos, el río Manaquiri presenta un aspecto desolador. El diagnóstico de Greenpeace es nefasto: "La sequía ha dejado el río seco y ha matado miles de peces. Las canoas y los barcos han quedado encallados en la arena. Los peces muertos generan mal olor y el bonito Amazonas parece un basurero. La población que vive en la región, totalmente dependiente de los ríos, sufre para desplazarse, y el acceso al combustible, la comida y el agua potable queda restringido".

"La sequía de este año, hasta ahora, está asociada con una variabilidad natural. Pero con el cambio climático estos fenómenos pueden intensificarse. Los datos de esta década muestran un aumento de estos fenómenos extremos", señala Antônio Manzi, experto en biosfera y atmósfera amazónica. Según algunas proyecciones de Greenpeace, la selva amazónica corre el peligro de desaparecer completamente. Otros informes menos apocalípticos señalan una destrucción del 83% del Amazonas en 2100.

Brasil llega a Copenhague con la responsabilidad de quien atesora el mayor pulmón de planeta: aproximadamente el 60% de los 6,9 millones de kilómetros cuadrados de ríos y afluentes que conforman la cuenca amazónica.

El presidente Luiz Inácio Lula da Silva pondrá sobre la mesa de negociaciones una oferta que gira en torno a dos compromisos: una reducción de entre un 36% y un 39% de las emisiones en 2020, y una caída del 80% de la deforestación del Amazonas en la misma fecha. Lula resumía recientemente la propuesta con una de sus provocadoras frases: "Nosotros hablamos menos y hacemos más". La declaración iba dirigida a EE UU y la UE, que el presidente brasileño señala como principales responsables del calentamiento global.

Según el director de Combate a la Deforestación del Ministerio de Medio Ambiente, Mauro Pires, "el 24 % del total de la reducción de emisiones anunciada por Brasil proviene de la reducción de la deforestación del Amazonas". Pires habla avalado por unos excelentes datos registrados en las últimas mediciones del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales, que apuntan a una caída del 45% de la deforestación entre agosto de 2008 y julio de este año. Es un récord histórico, aunque los más de 7.000 kilómetros cuadrados que se perdieron en el último año equivalgan a un área superior a la capital brasileña.

Brasil insiste en que la preservación del Amazonas tiene efectos globales, así que es responsabilidad de todos los países del mundo. El Gobierno de Lula creó hace menos de un año el Fondo Amazonas, de carácter privado y administrado por el Banco de Fomento. El objetivo es reunir donaciones de personas, instituciones y gobiernos que quieran colaborar con la causa. "Ya recibimos una donación de 140 millones de dólares (92 millones de euros) del Gobierno de Noruega, que se ha comprometido a desembolsar hasta mil millones de dólares (660 millones de euros) en 2015. Alemania también ha donado 22 millones de euros. Ahora en Copenhague esperamos nuevos anuncios", declara Pires.

Pero, ¿cuánto cuesta frenar el deterioro del Amazonas? "Centenas de miles de millones sólo hasta 2020 para reducir la deforestación, fortalecer la economía local, consolidar el ecoturismo, y preservar la tierra indígena. Y el problema es que los países ricos no se quieren rascar el bolsillo", sentencia el responsable del combate contra la deforestación.

En la misma línea se pronuncia la secretaria de Estado de Cambio Climático, Suzana Kahn: "nuestra oferta de reducir en un 39% las emisiones representará una disminución de mil millones de toneladas de CO2. Para que esto suceda, es necesario un flujo de financiación por parte de los países desarrollados. Brasil apoya la creación de un fondo global para que los países industrializados destinen el 1% de su PIB a la lucha contra el cambio climático".

Greenpeace, sin embargo, denuncia que existen trampas en los cálculos realizados por Brasil para llegar a su generosa oferta de reducción de emisiones contaminantes. "En el sector energético los números fueron inflados. El Gobierno brasileño ha proyectado unas emisiones que están muy por encima de lo calculado por el Banco Mundial o la Agencia Internacional de Energía. Si inflas intencionadamente tus previsiones de emisiones y después prometes reducirlas en hasta el 39%, el resultado es que la reducción real es mucho menor", afirma Marcelo Furtado, director de Greenpeace Brasil.



América del Sur: situación de partida

- Emisiones. Los países de América Central y del Sur emitieron en 2006 1.138 millones de toneladas de CO2, un 3,9% del total mundial. Brasil, con 337 millones, representa más de un tercio del total del subcontinente.

- Postura ante Copenhague. La Amazonia es la gran baza del subcontinente. La ingente masa forestal es el mayor sumidero natural de emisiones del planeta, y, por tanto, la mayor baza de negociación de los países de la región. La postura es clara: si el mundo quiere beneficiarse del efecto sumidero, que lo pague. A cambio, Brasil ofrece reducir las emisiones casi un 40% en 2020, y la deforestación del Amazonas en un 80%.

- ¿Qué se juega? El calentamiento reducirá el cauce de los ríos de la cuenca amazona. Como resultado, la zona este de la región dejará de ser selva, para convertirse en sabana. La biodiversidad también sufrirá con el cambio. La productividad del sur decaerá, tanto en cultivos como en ganadería.



domingo, 6 de diciembre de 2009

Apocalipsis transgenico 'The Year of the Flood' / Margaret Atwood


La escritora realizó presentaciones musicales de The Year of the Flood en Gran Bretaña

Atwood describe un Apocalipsis transgénico en su nueva novela

No es la ciencia lo que hay que observar, sino a los seres humanos que la usan, alerta

Algunos creen que la naturaleza siempre es benévola y nunca traiciona, dice la poeta canadiense

Londres. The Year of the Flood (El año del diluvio), la nueva novela de Margaret Atwood, presenta una distopía en la que la ciencia ha tenido consecuencias catastróficas sobre el medio ambiente. La novela es su más reciente adición a una obra reconocida y galardonada que abarca ya cinco décadas de poesía, narrativa y crítica. Describe el advenimiento de un inmenso desastre natural que deja pocos sobrevivientes humanos y una horda de animales divididos genéticamente merodeando en un devastado ambiente natural.

Atwood saltó a la fama en 1969 con su primera novela, The Edible Woman (La mujer comestible), escrita cuando vivía en Edmonton, Alberta. Los primeros críticos la catalogaron de alegato feminista, pese a que en ese tiempo la autora fue excluida del movimiento feminista estadounidense.

Su definición de feminismo parece enfocarse en preocupaciones más humanistas, y su idea de las mujeres como iguales pero diferentes tiene más en común con la filosofía feminista francesa de la década de 1970, que celebra la diferencia.

“Lo importante no es quién recoge los calcetines, sino a qué nos referimos al hablar de feminismo –expresa–. ¿Hablamos de las niñas sujetas al tráfico sexual, o de las mujeres de Bangladesh? ¿Hablamos de las mujeres de Europa oriental a quienes les ofrecen trabajo en Occidente y acaban de esclavas sexuales? Si preguntamos si las mujeres son seres humanos, no necesitamos someterlo a votación. Pero de ahí, ¿adónde vamos? ¿Las mujeres son mejores que los hombres? No. ¿Son diferentes? Sí. ¿En qué son diferentes? Todavía estamos tratando de dilucidarlo.”

Albores de un futuro

La ficción de Atwood, celebrada por su rica imaginación, está arraigada en la topografía del mundo real. Escribió su novela más celebrada, The Handmaid’s Tale –sobre un régimen chovinista masculino que mantiene cautivas a las mujeres como reproductoras–, después de un viaje a Kabul en 1978 y también con el régimen autocrático de Irán en mente, The Year of the flood está tan firmemente basada en la geografía que puedo mostrar su ubicación en el mapa, dice la autora.

“Está en la costa este de Estados Unidos… Está tan al sur que el cambio climático le da lluvias y tormentas eléctricas todas las tardes. Tiene que ser una parte plana del mundo para que los océanos se eleven sobre ella.”

Este elemento del mundo real da sustento al argumento de Atwood de su ficción que es más especulativa que científica porque entra en el reino de las posibilidades. “No describo nuestro mundo, pero vamos en esa dirección… Es un futuro cuyos inicios ya están entre nosotros.”

La fauna que describe –follaje genéticamente modificado– no es diferente al de las plantas caseras de tamaño agrandado que ve en Toronto, su ciudad natal, y las crías animales clonadas y divididas, aunque exageradas (leones cruzados con corderos, conejos de un verde fosforescente), recuerdan la ciencia pionera de la oveja Dolly.

¿Es, entonces, un relato de advertencia acerca de la ciencia? Lejos de despreciarlo, Atwood parece totalmente conectada con el mundo de la tecnología de vanguardia: bloguea, aparece en Twitter, y no hace mucho tiempo inventó la Pluma Larga (que le permite autografiar digitalmente sus novelas).

No es un relato sobre un científico loco. No es el Frankenstein de Mary Shelley. La ciencia es una herramienta, como el martillo. Se puede usar para bien o para mal, para construir una casa o asesinar al vecino. Alguna de la biotecnología que aparece en el libro es muy útil. No es la ciencia lo que hay que observar, sino a los seres humanos que la usan.

Su preocupación por el ambiente ingresó apenas hace poco en su literatura, pero siempre ha estado en su vida. Creció en el campo en Canadá, hija de un entomólogo que a la vez amaba y temía el mundo natural. Este temeroso respeto por una naturaleza predatoria y a veces malévola informa buena parte de su obra. Algunas personas creen erróneamente que la naturaleza es muy linda y benévola y que nunca traiciona. En la parte de Canadá donde vivo la gente viene a ver los osos, que no siempre son benévolos y a los que hay que respetar y no andarlos abrazando, porque son bastante impredecibles. Me entristecen las personas que creen que los osos son como Winnie Puh, dulces y juguetones.

La naturaleza, en The Year of the Flood, es descrita en términos casi bíblicos. El grupo ambientalista se hace llamar los Jardineros de Dios, y sus líderes se llaman Adán y Eva; los himnos tienen fuertes matices cristianos; el diluvio y su secuela que constituyen el núcleo de la historia explotan el tema familiar del arca de Noé, y el Jardín se describe como un oasis, semejante a un paraíso.

Atwood afirma que su objetivo no fue celebrar el cristianismo, sino extraer los elementos panteístas de los primeros textos cristianos y de otras religiones; Jesús aparece como un proto-ambientalista, y Buda se presenta también.

Lo que está allí son las partes verdes del cristianismo. Las religiones en general tienen que redescubrir sus raíces. En el hinduismo y el Corán se describe a los animales como iguales. Si uno entra en una catedral y mira las decoraciones del cristianismo temprano, hay plantas trepadoras, animales de aire, mar y tierra pululando por todos los relieves.

Margaret Atwood realiza actualmente una gira de presentaciones musicales de la novela, acompañada de música y venta de recuerdos hechos con elementos reciclados. En una de las más recientes, en la catedral de Manchester, Inglaterra, los himnos fueron entonados por músicos de la comunidad lésbico-gay de la ciudad.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya

Foto: Margaret Atwood, el jueves, en la azotea de la librería especializada Waterstones, en LondresFoto Reuters

Arifa Akbar

The Independent

Periódico La Jornada

Sábado 5 de septiembre de 2009, p. 2

viernes, 4 de diciembre de 2009

Las dos caras de las plantas transgénicas: Las semillas Monsanto y el arroz dorado








Si tuviéramos que elegir la rama de la ciencia más ampliamente demonizada, con la percepción social más negativa y con más críticas a sus espaldas, muchos no dudaríamos en elegir al campo de las plantas transgénicas (mientras, en medicina, nadie dice ni “mu” con los transgénicos).


Las prácticas que las empresas están llevando a cabo con las plantas transgénicas para su propio beneficio son, sin lugar a dudas, una de las principales razones por las que este ámbito tiene tan mala prensa. Sin embargo, lo anterior, junto a la ignorancia y la confusión social, están llevando a un debate tan mal planteado como simplista: “Plantas transgénicas sí vs plantas transgénicas no”. Por eso, es importante describir y resaltar las dos caras que ofrecen las plantas transgénicas. La mayoría de la gente sólo conoce la cara mala y plantea el estéril debate en base a un conocimiento fragmentado de la realidad.

Las semillas Monsanto

Mucho se ha hablado sobre las prácticas monopolísticas de la empresa norteamericana Monsanto. En cuestión de plantas transgénicas ellos son los reyes, al controlar aproximadamente el 60% del mercado mundial y un 70% del mercado de semillas. En la actualidad, grandes extensiones de cultivos de maíz, soja y algodón proceden de los productos transgénicos de Monsanto. Resistencia a plaguicidas, mayor producción, resistencia a determinadas plagas… Son sólo algunas de las propiedades que ofrecen sus productos a través de la modificación genética de las plantas.

Cada una de las plantas transgénicas (o semillas) de Monsanto que están en el mercado están patentadas. Es decir, esta empresa tiene un derecho exclusivo para su comercialización y explotación comercial durante el tiempo de duración de la patente. Esto da lugar a tres grandes problemas:

-Se encarece el valor de las semillas pues no existe apenas competencia en el mercado de los transgénicos.

-Los agricultores no pueden guardar ni volver a sembrar las semillas que están patentadas. En caso de reutilizarlas, se enfrentan a fuertes demandas judiciales.

-En los cultivos normales cercanos a los cultivos de plantas transgénicas terminan apareciendo, con frecuencia, plantas transgénicas las cuales son, por lo general, difíciles o imposibles de reconocer tan sólo por su aspecto. Los agricultores a los que les ocurre esto pueden ser demandados por Monsanto debido a la vulneración de su patente.

Debido al exceso de celo de Monsanto en la aplicación de patentes en sus plantas transgénicas y productos derivados así como la monopolización en este campo y a prácticas verdaderamente mafiosas, gran cantidad de agricultores e instituciones han dado la espalda a estos productos y, en numerosos países de la Unión Europea, están directamente prohibidos.

El arroz dorado

El arroz dorado se creó hace alrededor de 10 años gracias a la colaboración de dos universidades (el Instituto de Ciencias vegetales del Instituto Federal Suizo de Tecnología y la Universidad de Friburgo) como respuesta a un gran problema mundial: Cientos de millones de personas en el tercer mundo sufren déficit de vitamina A debido a una dieta escasa y muy poco variada. En los países asiáticos, cuya dieta básica depende en muchos casos casi en exclusiva del arroz, se encuentran con el gran problema de que este cereal no aporta esta vitamina.

Por esa razón, el déficit de vitamina A es casi endémico en las zonas más desfavorecidas de los países orientales. ¿Las consecuencias? Ceguera, infecciones frecuentes, alteraciones de la piel y los ojos (xerodermia y xeroftalmia), retraso mental y del crecimiento…

El arroz dorado está modificado genéticamente para contener una gran cantidad del precursor de la Vitamina A (betacaroteno) que, al metabolizarse, se convierte en vitamina A en nuestro organismo. De esta manera, el cultivo de este cereal modificado en los países más pobres donde el arroz es un alimento básico supondría la solución a este gran problema humanitario. Pese a todo, tras diez años de su origen, el arroz dorado sigue sin salir al mercado. En la actualidad, se estima que podría salir para 2010 ó 2011 si la fuerte oposición de grupos ecologistas u otros colectivos no bloquea su salida.

La patente del arroz dorado ha sido eliminada para facilitar su distribución entre los agricultores de los países pobres y, así, conseguir que este cereal llegue a la población sin restricciones.

¿Cuál es la moraleja?

La confrontación de estos dos hechos casi contradictorios en torno a las plantas transgénicas simplemente pone de manifiesto que las plantas transgénicas no son buenas o malas per se. Son las prácticas y las intenciones detrás de su producción y comercialización las que van a determinar si van a suponer un daño o un beneficio para la humanidad.

De la misma manera que no se debate si “física nuclear sí vs. física nuclear no” o “microbiología sí vs. microbiología no” por la producción de la bomba atómica o la síntesis de armas bacteriológicas tampoco se debería debatir de la misma manera “plantas transgénicas sí vs. plantas transgénicas no” por las malas prácticas monopolísticas o mafiosas de Monsanto. El debate debería centrarse en cómo, para qué y de qué manera deberíamos aprobar la producción de transgénicos de forma que fuera un elemento beneficioso para la humanidad.

El principal problema en este debate radica en que, junto a fuertes intereses económicos existe una gran confusión y se distribuyen multitud de mentiras que empañan y oscurecen la realidad del asunto. En la actualidad, la financiación para la investigación pública de plantas transgénicas es irrisoria. No se dedica apenas dinero en este campo por su mala fama . ¿Las consecuencias? Las empresas privadas son las que están ganando a pasos agigantados el terreno de los transgénicos. Si sólo esperamos que la investigación que se dedica a las plantas transgénicas la realicen las empresas privadas, entonces no nos sorprendamos de que ellos tengan un monopolio con una intención claramente lucrativa. ¿Dónde está el dinero público para la investigación de plantas transgénicas sin ánimo de lucro?

La investigación en las plantas transgénicas va a ir avanzando, queramos o no. En nuestras manos está que ese avance quede exclusivamente relegado a las empresas privadas o, por el contrario, podamos permitir que los organismos públicos también desempeñen su papel.

Por Shora del blog de medicina MedTempus

viernes, 27 de noviembre de 2009

Escucha la llamada de mama-tierra

SANTA FE SIN RUMBO, NI POLÍTICO, NI LEGAL, NI MORAL

















"El casino es más importante que la sequía histórica, que la indigencia infantil, que las escuelas de la vergüenza, que el norte olvidado, pétreo e inhumano" dice, entre otras cosas, la autora en está nota (*).

Son algo más de 800 millones de dólares, lo que deja la balanza comercial y esa es la razón. Casi la misma cifra que el banco Mundial presta para sanear la cuenca Matanza Riachuelo.

El gobernador de Santa Fe Hermes Binner viajó a Malasia e integró una delegación de la Región Centro. A Binner le gusta sentirse presidenciable así que autorizó mediante el decreto Nº 2.133, que firmara unos días antes de viajar, el pago de los gastos de cuatro periodistas ya que los mismos no estaban en la nómina autorizada por el Consejo federal de Inversiones.

Lejos de este exceso de $94.000 para biografiar al presidenciable, la viceministro de Trabajo de la provincia y diputada nacional electa Alicia Ciciliani, también conoció China y el lujo se lo dio gracias a la Asociación de la Cadena de la Soja Argentina (ACSOJA).

Pero en Santa Fe cuando de trabajo se trata una cuestión son los maestros que están de paro y otra el gobernador que tuvo un módico exceso del 500% de gastos en un viaje a Foz Iguazú, por un solo día.

Los cuatro periodistas que lo acompañaron al viaje a Singapur, Alberto Lotuff, Leonardo Ricciardino, Marcelo Castaños y Juan Manuel Fernández, pertenecen a diario La Capital y radio LT 8, del Grupo UNO; otro del canal 5, del Grupo Telefe; el del diario El Litoral y el de Canal 3 y Radio 2, de la Empresa Televisora del Litoral.

No sorprende que Binner tome esta decisión mientras en la provincia no hay insumos, ni elementos descartables para hospitales. Después de todo el casino es más importante que la sequía histórica, que la indigencia infantil, que las escuelas de la vergüenza, que el norte olvidado, pétreo e inhumano. Es más importante el festival de los nombramientos a familiares, al decir del Doctor Juan Carlos Venera: de “los supremos de la farsa judicial” a los que ordena hacerse un auto-exámen, y que se dejen de quejar.

Pero si de soja se trata no escapa al escándalo la reforma a la ley de agrotóxicos provincial que poco a poco se convierte en otra parodia del absurdo y la supina ignorancia. El ridículo legislativo, puesto en foco por las “chicas glifosato” de la Comisión de Agricultura de diputados, muestra que a la hora de los fundamentos pesa el interés del campo propio o de la presidencia de alguna sociedad rural. La salud de los santafesinos bien gracias, aún cuando se cite a familiares como estrategia de la preocupación por el tema. Lo cierto es que los escasos 100 metros de esa línea imaginaria que hace que a uno lo fumiguen, determina intenciones claras.

¿Vivirán ellos a 100 metros de las fumigaciones? ¿Observarán sus nietos el “mosquito” envenenando el aire a pasos de su ventana disfrutando una chocolatada ?

Mientras algunos ambientalistas ingenuos creen haber parado el circo hasta abril del año próximo, otros más escépticos temen que se trate de forzar la aprobación de la reforma los próximos días en la Comisión de Asuntos Constitucionales. Los sojeros están impacientes, para sus intereses cualquier per saltum es viable.

Muchas denuncias hemos realizado, con documentación, material fílmico y fotográfico, pero la idiosincrasia santafesina se resiste a la educación oral, visual y patológica. Un periodista del departamento San Justo expresó sin turbarse que “A quién le interesa publicar sobre medioambiente” dejando por sentado que lo hacen “de favor”, la comunicación social tiene otros intereses, y se nota.

No es el caso de los periodistas de Radio Amanecer Reconquista, que cubriendo un acto, se vieron sorprendidos en la calle fotografiando un “mosquito fumigador” en pleno centro del Paraje La Lola, calle que da justo a la Escuela Nº 6111 Martín Miguel de Güemes. En el acto estaban presentes legisladores provinciales el senador Federico Pezz, el diputado Osvaldo Fatala , el intendente de Reconquista Jacinto Speranza y el Director Provincial de Vialidad Jorge Placenzotti.

Lo que deja a las claras la inobservancia de la ley, la desidia de quienes nos representan y el poco respeto por la salud humana.

La Ley 11.273 de agrotóxicos de Santa Fe, en su capítulo VIII, trata de los “Regentes y asesores técnicos”, en vocablo coloquial llámese ingeniero agrónomo. El artículo 23 entre otras cosas en su inciso d) expresa que son sus funciones “Extender recetas en formularios autorizados y cumplir con el archivo que exige la ley”.

En la mañana de día 18 de noviembre el Presidente Comunal de La Criolla Roberto Cayetano Tion, llama al responsable de la organización Autoconvocados de la Criolla, Oscar Brasca, para poner en su conocimiento que los dos Regentes Técnicos de Gobernador Crespo informaron su negativa, por motivos personales, a firmar las recetas para aplicaciones agrícolas que deben ser presentadas para poder fumigar, según requiere la ley. Sea cuál fuera el motivo, el intendente expresaba su intranquilidad.

A diferencia del Presidente Comunal de San Martin Norte, Gabriel Testa que aún no contestó el petitorio recibido el 14 de octubre pasado y por el que manifestó “Que no va a arruinarles el negocio de nadie y no se opone a las fumigaciones” . Dos caras de la moneda. Cayetano Tion protegió a su comunidad con la ordenanza número 584/2009 que prohíbe las fumigaciones a 1500 metros de la zona urbana, pese al reclamo y las protestas de varios productores, Testa no quiere arruinar el negocio.

Tion en respuesta a quienes confiaron en su gestión, llamó al Ministerio de la Producción e informó su preocupación y la falta de un técnico que controlara las aplicaciones que se están efectuando. Desde la cartera le respondieron que destine un ingeniero agrónomo local, matriculado, para controlar y verificar las recetas extendidas que llegan a la comuna.

Que su decisión sirva de ejemplo para muchas localidades de nuestra provincia, donde la salud es un lujo, el compromiso con los votantes no existe y donde el señor feudal, en pleno siglo XXI, tiene a los súbditos bajo su pulgar.

Fuente Asociación Argentina de Periodistas Ambientales

Nota difundida también por: FM Activa, Vera, Santa Fé, Argentina.


domingo, 22 de noviembre de 2009

La lucha por la tierra en Argentina

Las mujeres son el eje de la defensa de la tierra en Argentina. Ante el acoso por parte de terratenientes, agroempresarios y firmas trasnacionales, las comunidades campesinas de ese país libran una desigual batalla en la que las madres no sólo encabezan las movilizaciones, sino diseñan la estrategia a seguir

Norma Loto / Semlac-Voces de la Tierra IPS

Buenos Aires, Argentina. “El campesinado hoy vive esclavizado en el campo, al que han llegado señores a sembrar grandes extensiones de soya. Además, nuestro campo ha quedado olvidado, ya que los gobiernos no se ocupan de los caminos ni del acceso al agua. Los grandes terratenientes son los que vienen a sacarnos de nuestras tierras. Antes venían con la promesa de trabajo para nosotros y ahora vienen armados para obligarnos a desalojar”, dice Nelly Veliz, lideresa del Movimiento Campesino de Santiago del Estero (Mocase).


Este movimiento agrupa a miles de familias campesinas que defienden su derecho a la tierra en esa provincia ubicada a 1 mil 160 kilómetros al norte de Buenos Aires.

“No hay una decisión política de solucionar nuestros problemas. Somos convocados a mesas de diálogos y no hemos conseguido nada en tantos años de batalla”, dice a Semlac.

Para Veliz, el derecho a la tierra en Latinoamérica se ha convertido en una lucha que enaltece la dignidad de los pueblos, porque intereses vinculados al poder económico pretenden apropiarse de los terrenos, que no sólo tienen valor inmobiliario, sino que representan la vida misma para quienes los habitan.

La tierra tiene una función social por ser una fuente de alimento para la vida y un ámbito de la biodiversidad, puntualiza y recuerda que durante la II Conferencia Mundial de la Reforma Agraria y Desarrollo Rural de la Food and Agriculture Organization, realizada en 2006 en Porto Alegre, Brasil, las campesinas y campesinos denunciaron los intereses que explotan a mansalva los recursos del planeta, sin considerar que éstos son riquezas naturales y fuente de vida que no deben ser mercantilizados.

La hegemonía de poder que emana del neoliberalismo es la principal causa de esta injusticia, y en este sentido la Alianza de Mujeres Rurales por la vida, tierra y dignidad de Guatemala elaboró un documento denominado Tierra y trabajo: nuestros derechos como mujeres rurales, indígenas y campesinas.

Este informe, entre otras cosas, señaló que “hay un incremento de trabajadores y trabajadoras sin tierra, marcada división de género en la fuerza de trabajo temporal y las políticas gubernamentales priorizan lo individual sobre lo colectivo en el registro de propiedad”.

Un caso argentino

En Argentina, los campesinos desde hace varias décadas piden a los gobiernos de turno medidas eficaces para detener los desalojos y los desmontes de los terrenos. Es en esa lucha que se inscribe desde hace más de dos décadas el Mocase.

No es casual que sea una de las organizaciones con más fortaleza, pues en Santiago del Estero el desmonte actúa sin piedad, con el fin de obtener tierras destinadas al monocultivo de soya. En esa provincia ya se ha eliminado el 70 por ciento del bosque.

La necesidad y el miedo son dos factores de peso en la lucha por la tierra. Es que muchas veces los campesinos, por aprensión y carencias, terminan vencidos y venden sus tierras a los grupos de poder.

Nelly Veliz insiste ante Semlac que no sólo las necesidades económicas y el temor son las causas de que el campesinado termine subyugado, sino que otra de las razones es el agotamiento de esperar las ayudas que nunca llegan por parte del Estado.

En este sentido, un informe de Centro de Estudios Legales y Sociales (2002) dice que una de las causas por las que se han agravado las condiciones de educación, salud, vivienda, alimentación, trabajo y condiciones para la actividad productiva es “sin duda, la disminución de los recursos que el Estado destina para la atención de las necesidades básicas de la población, fundamentalmente a través de los planes sociales”.

La mujer como protagonista


“Las mujeres tienen derecho al acceso amplio y completo en la participación en espacios de toma decisiones”, sostiene uno de los principios y compromisos de la Vía Campesina Internacional.

En este sentido, Silvia Borsellino, directora ejecutiva del Fondo de Mujeres del Sur y militante por los derechos de las mujeres, dice que “las mujeres campesinas e indígenas en los países latinoamericanos son quienes defienden el derecho a la tierra, a la identidad y a una vida digna, tanto para ellas como para sus comunidades.

“Cuando se sienten amenazadas sus tierras –subraya la experta–, comprenden que el riesgo va más allá de lo material, porque está siendo amenazada una forma de vida que le da sentido a su identidad y pertenencia cultural. Reconocen sus necesidades, expresan sus demandas legítimas y construyen sus estrategias de lucha con una visión de largo plazo, que contenga a otras generaciones, que dé alimento, agua, árboles y vida a muchas generaciones más”.

Hacia adentro de esta lucha, la discriminación basada en el género es una constante como en cualquier otro ámbito patriarcal. Veliz cuenta que obtener un lugar y ganarse el respeto de sus compañeros no le fue fácil. “A una mujer que habla y dice verdades siempre hay alguien que buscará por todos los medios hacerla callar”.

En cuanto a la función del Estado, Borsellino afirma que es necesario el reconocimiento del liderazgo de las mujeres en esta lucha y que, además, resulta imperiosa la inclusión de sus voces en los procesos de construcción de agendas políticas y sociales.

Es que son las mujeres quienes, en la cotidianeidad, se encargan de proveer alimentos para sus familias y sus comunidades y, además, las responsables de promover diversas formas de economía regional. Pero nada de esto les es reconocido.

Al respecto, Borsellino sostiene que “las invisibilidades no son ingenuas ni neutras en el sentido político; son condiciones de exclusión predeterminadas que se imponen a sujetos que no responden a las lógicas de poder. El Estado lo construimos entre todos, no es patrimonio exclusivo ni excluyente del Estado-gobierno”.

La experta señala que con esta interpretación existe la posibilidad de valorar a las comunidades y familias campesinas como sujetos legítimos para expresar sus demandas. “De la manera en que actualmente se niega su protagonismo y participación, sólo se reproducen las prácticas de exclusión y marginalidad que el mercado económico impone, sin contenidos de derechos ni de humanos”, concluye Borsellino.

jueves, 19 de noviembre de 2009

Glifosato: Condenados en el aire

18-11-09 Por Dra. Graciela Gomez

Comíamos debajo del ala del avión donde están las barras que gotean el veneno. Para nosotros era normal jugar con el dedo en los chorritos de veneno que caían en el piso mientras hablábamos y tomábamos mate. Por lo general comíamos pan de miga que usábamos para el fiambre que como un secante absorbía todo lo que teníamos en las manos. El agua que usábamos era del tanque de los molinos australianos que hay en los campos, con todo el riesgo que eso conlleva para el resto de la población circundante a ese molino. Nosotros sacábamos el agua del molino más cercano, sacábamos el agua con la misma manguera por la que minutos antes pasaba el veneno, la sumergíamos ahí y contaminábamos todo.

No les molesta que los llamen fumigadores. Su trabajo es el de subirse al aeroplano y derramar sobre campos y poblaciones el letal veneno con nombre propio: glifosato. Muchos de estos pilotos tienen su conciencia intranquila y su salud quebrantada. “Yo realizaba trabajo aéreo y mis desencuentros y discusiones con capataces y mi propio patrón carentes de sensibilidad eran constantes. Me negaba a fumigar a los banderilleros, que por lo general siempre eran niños o adolescentes, sin que antes se les proveyera de capa impermeable con capucha para evitar que los productos químicos utilizados, que eran extremadamente tóxicos los perjudicara. Tuve que escuchar respuestas a mis pedidos, como que eran los ‘hijos de los peones’ o que si yo era piloto o abogado defensor, a lo que contestaba que simplemente no quería ser asesino. Muchas veces, aunque a regañadientes, aceptaban mis sugerencias”, contó Eduardo Gimenez.

“Mucho se dice que el GPS hace innecesario al banderillero, pero esto es otra mendacidad. Nadie puede pensar en navegar una aeronave por instrumentos a baja altura. Yo he sido usuario de navegadores del mismo tipo que se emplea para fumigar y los errores que tiran, más el tiempo que tardan en orientarse, los hacen obsoletos para este uso. Sirven para encontrar el campo o la pista, para saber cuanto falta de recorrido y gracias”, agregó Arturo Avellaneda, que escribe para el blog "Permahabitante", que fué intervenido o "fumigado", como él prefiere denunciarlo.

Al testimonio de ambos se sumó el de Fabián Tomasi, otro “fumigador” que lleva en su cuerpo la marca del veneno.

Todos manifestaron que el SENASA permite las fumigaciones respetando las leyes y que en relación a los afectados tanto unas como otro “se hacen humo".

En videoconferencia con la ingeniera agrónoma Patricia Roccatagliata -en el marco de la Jornada sobre Agroquímicos que se desarrolló el pasado 30 de octubre en el Colegio de Ingenieros de Buenos Aires- Tomasi relató desde su Entre Ríos natal, en la localidad de Basavilbaso, el drama que le toca vivir y hace un llamado para que se termine lo que califica como “un genocidio”. -

Fabián. Buen día. ¿Nos contás cuando empezaste a fumigar con los aviones?

En el 95-96. Era apoyo terrestre preparando todos los productos, sin ningún curso previo para entender que estaba manipulando. Nos reíamos de las fotos de las etiquetas, esa gente que mostraba tipo astronautas, nosotros nunca tuvimos la posibilidad de vernos así, por ignorancia, subestimando el desastre.

- ¿Qué medicación te están dando?

Aplicaciones que me donó el Dr. Kaczewer, terapia y acupuntura alemana, con su discípulo de Entre Ríos, porque antes no tenía ningún ingreso, no tenía jubilación. Agradezco a Asamblea por la Vida, Tenaglia, Guillermo Torres, Romano, que han hecho lo posible para que yo hoy este hablando con ustedes.

- ¿Como es tu dieta?

Yo soy diabético, partamos de esa base. Era mas fácil tratarme así, para minimizar el problema de los agrotóxicos. Me trataron un año por diabético, el Dr Lezcano, que hace años está luchando contra esto, todo estaba bien… hasta que un día empecé a perder los músculos, disminución de la capacidad pulmonar, el cuerpo denotaba otra cosa y el médico me dice: “sacate la remera porque noto en vos algo raro que no es normal… hace un año que estamos errados, la diabetes no es, acá hay algo mas. La diabetes esta controlada" Con la exposición que tuve durante seis años con los venenos, potenciado por mi diabetes que disminuye mi capacidad de reacción, lo que yo tengo es una gran intoxicación por agroquímicos, se diga lo que se diga. De no ser así que alguien me lo demuestre.

Trabajamos con productos químicos en cueros y short y a veces descalzos. Parábamos para comer al mediodía lavándonos las manos con agua que llevábamos en un carrito atrás de la camioneta. Comíamos pan de una conservadora con hielo que almacenábamos en una caja atrás junto con los agroquímicos. ¿Se entiende?

- Acá se están horrorizando…

Comimos venenos durante toda la vida. Cabe destacar que algunas veces que íbamos a trabajar al campo llevábamos maestras rurales porque las conocíamos, le hacíamos lugar entre los productos y se sentaban en las cajas de la camioneta, entre los venenos, a 40-42 grados y ellas sentadas ahí. Los envases se hinchaban por el gas y ellas apoyadas ahí, sobre ese veneno tomando mates. Hay que ser concientes que la ignorancia mata más que el silencio…

- Totalmente…

Yo creo que acá hay muchos culpables y muchos cómplices. En esto me aconsejaron que no hable de política, pero todo esto es un poco de política.

- Háblanos del tema de los médicos, de como la medicina minimiza en todos lados y este acostumbramiento de que los químicos no hacen mal y que total es una cultura general que no pasa nada…

En el hospital publico donde voy en mi ciudad me tratan hasta el día de hoy por diabetes porque no saben distinguir cual es mi problema, esto es algo nuevo el medico común, sin desmerecer su labor, no lo interpreta. Hasta ahora mi historia clínica figura que soy diabético y me tratan como tal cada vez que voy al hospital... no he conseguido más allá de un montón de intervenciones quirúrgicas, para limpiarme las articulaciones, para sacarme el calcio que mi cuerpo forma alrededor del veneno. Nunca pude hacer biopsias de eso o se perdieron… o creo que nadie quiere dilucidar cual es realmente mi problema…

- ¿Como era su trabajo?

Trabajamos al rayo del sol en pistas improvisadas en el campo. Comíamos debajo del ala del avión donde están las barras que gotean el veneno. Para nosotros era normal jugar con el dedo en los chorritos de veneno que caían en el piso mientras hablábamos y tomábamos mate.

Por lo general comíamos pan de miga que usábamos para el fiambre que como un secante absorbía todo lo que teníamos en las manos. El agua que usábamos era del tanque de los molinos australianos que hay en los campos, con todo el riesgo que eso conlleva para el resto de la población circundante a ese molino. Nosotros sacábamos el agua del molino más cercano, sacábamos el agua con la misma manguera por la que minutos antes pasaba el veneno, la sumergíamos ahí y contaminábamos todo.

- ¿Alguien les dijo alguna vez de los riesgos que eso significaba?

A nosotros nunca nadie nos explicó la calidad del agua, lo aprendí después. Usábamos una media de mujer, una can-can sobre la boca del pico para que no pase el verdín que tape los picos a la barra del avión. Ese era el único tratamiento que le hacíamos al agua. Y muchas veces he sido “banderillero” que aunque se lo nieguen a la doctora (Graciela) Gómez. Se que hasta ahora lo siguen haciendo por una cuestión de practicidad. Hay muchos pilotos de aviones que no saben usar los GPS, por lo tanto es mas fácil poner un empleado en el campo con una bolsa en el lote marcando y por lo general uno se agacha para no perder tiempo, nos agachábamos cuando nos caía esa lluviecita en el lomo, que era veneno, pero nosotros nos poníamos contentos y agradecíamos al piloto porque nos refrescaba.

- Muchas gracias Fabián…

Una última cosita, ingeniera. Aquellos que han tenido la suerte de estudiar para saber aplicar esto, solamente les pido por mi y por todos los afectados que son mas de dos millones que de una vez por todas pongan conciencia que tarde o temprano esto nos va a matar a todos.

Le pido a Dios que interceda con esta gente; me estoy refiriendo a los ingenieros agrónomos, que creo que ahí hay muchos. Por favor sean sensatos en lo que tratan de explicar y que de una vez por todas nos ayuden porque nos están matando, tal vez sin querer porque no lo comprenden. Que se haga como se haga esta actividad va a generar muerte... esto es un genocidio.

Por favor, aquellos que estudian para esto nos den la posibilidad de seguir viviendo porque creo que si estas reuniones se hacen es porque alguien esta entendiendo algo. Por favor, por todos los nenes que nacen, que les permitan vivir, hagan lo posible de salvar esas vidas. Nadie dice que se deje de hacer la actividad agropecuaria, pero tratemos de formular nuevas expectativas y que nadie nos imponga nada. Que ningún país disponga que es lo que tenemos que hacer con nuestro campo para poder volver a ser el granero del mundo que alguna vez fuimos. www.ecoportal.net

Dra. Graciela Gomez, Ong Ecos de Romang - Noviembre de 2009

Fuente: Asociación Argentina de Periodistas Ambientales

lunes, 16 de noviembre de 2009

La sequía arrasa (provincia) Argentina

Dos millones de hectáreas se encuentran en situación de emergencia en el corazón del país - Un año sin lluvia deja Córdoba al borde del drama

El pueblo se llama Salsipuedes, todo junto, está a 36 kilómetros de Córdoba, en el corazón geográfico de Argentina, y siempre ha intrigado a los viajeros con su insólito nombre y las diversas leyendas que corren sobre su origen. Hasta hace poco tenía un río y hasta una cascada llamada el Salto de la Estancita. Ahora es un lugar en el que se pelea a puñetazos por el agua y en el que los detenidos por intentar asaltar los camiones cisterna deben ser puestos en libertad porque la cárcel no tiene agua ni para darles de beber. El sequedal está haciendo estragos en la provincia de Córdoba, donde no llueve desde hace casi un año. Para ser más exactos, donde han caído sólo 255 mililitros, por debajo de los 320 que marcaron la gran sequía de 1950.

En el corredor de las llamadas Sierras Chicas la falta de agua es agobiante. Más de mil familias deben ser abastecidas por cisternas, pero sólo se dispone de dos camiones que tardan más de nueve días en rotar por todas las casas. Demasiado tiempo para renovar las existencias de agua, así que ahora la municipalidad piensa instalar depósitos en puntos fijos, protegidos por la gendarmería y que sean los ciudadanos los que vayan a retirar agua por sus propios medios. El intendente, Sergio Cornejo, no oculta su miedo: "Es una situación crítica. Tenemos 13 pozos: uno está seco, siete en estado crítico y los cinco restantes dan menos del 50% de lo habitual". Según explica en su página de Internet, los incidentes en torno a los camiones cisterna han sido sólo verbales, pero la policía vigilará los depósitos para evitar que "las cosas pasen a mayores, en la medida en que la escasez se acreciente".

Córdoba no es la única: la falta de lluvia está afectando a toda la región central del país, en especial a las áreas vecinas al sur cordobés, como las provincias de San Luis y La Pampa. Pero es en Córdoba donde la falta de agua, incluso de boca, empieza a ser un drama. La región entera luce un color pardo, agostado y polvoriento, y la arenilla que levanta el viento molesta hasta en la capital. En muchas de las explotaciones agropecuarias de la provincia se dan por perdidos los terneros, muertos de sed o de hambre, ante la imposibilidad de las vacas de comer pasto ni de recibir forraje ni agua suficiente.

Dos millones de hectáreas (casi equivalente a la Comunidad Valenciana) están en emergencia, pero sobre todo están en emergencia centenares de pequeñas explotaciones, en el noreste, con menos de cien cabezas de ganado, que pueden quedar en la miseria. Familias enteras que llegarían a engrosar los barrios que rodean la ciudad y en las que la miseria es ya bien palpable.

La producción de trigo, que fue récord en 2007-2008, bajará este año un 91,5% y habrá que importar grano para cubrir las necesidades de la provincia. Es verdad que la producción de trigo ha caído, sobre todo porque el área sembrada disminuyó un 75%, a favor de la soja transgénica, pero también que la sequía ha acabado con lo poco que quedaba. Lo que asombra es la violencia y rapidez del proceso: en unos meses se ha pasado de tener una de las mayores cosechas de la historia a prácticamente nada.

Es también llamativo que en Córdoba capital y en muchas localidades de la provincia las autoridades aún no hayan aprobado medidas restrictivas ni cortes programados. Es como si nadie pudiera creer que no va a llover antes de fin de año. "No ha llovido en septiembre, ni en octubre, ni en noviembre, pero eso es porque las lluvias están retrasadas. Llegarán en unos días", asegura el coordinador de la Federación Empresarial Hotelera, Alejandro Morini. Están seguros de que el agua caerá con fuerza en esas nubes que se van formando todas las tardes en el horizonte, "aunque la verdad es que todas las tardes las vemos, todas las tardes pensamos que lloverá y todas las tardes las nubes pasan plomizas, sin dejar una sola gota de agua", se inquieta el rector de la Universidad Católica. El padre Velasco asegura que hoy todo el mundo está preocupado por el agua, porque falta en las grandes ciudades, pero que nadie prestó atención cuando faltó en las pequeñas localidades de la provincia. "La desertificación, que tiene que ver con la sequía, ha ido gestándose a la par del proceso de sojización, el desmonte y arrasamiento de tierras, que han venido acompañados de desalojos de habitantes muy pobres con engaños y, muchas veces, con violencia", denuncia el jesuita en La Voz del Interior.

"Los ríos volverán a tener su caudal. Los turistas deben estar tranquilos y seguros de que cuando llegue el momento todos los circuitos turísticos de la región los recibirán con el agua en sus ríos y en todas sus instalaciones y servicios", promete el hotelero Alejandro Morini.

La sierra de Córdoba atrae una considerable cantidad de turismo interior argentino y los empresarios se tranquilizan entre sí. Lloverá esta misma semana, se animan por teléfono. Porque si no fuera así, ya no quedarían reservas y la situación sería realmente peligrosa.

Por SOLEDAD GALLEGO-DÍAZ - Buenos Aires - 16/11/2009

Fuente: Periódico El País - España

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