viernes, 25 de diciembre de 2009

Fiestas para pensar... ¡Feliz Navidad y Mejor Año 2010!


A todos lo que seguís esté blog de difusión de noticias sobre uno de los tantos males que asolan el planeta, queria desearles una Feliz Navidad y lo mejor para el próximo año. Son fiestas para pensar sobre nuestro futuro planetario y poner lo mejor de cada uno de nosotros para positivarlo y co-crearlo.

Os dejo un enlace / link a un reportaje al teólogo, filósofo y escritor Leonardo Boff sobre los rumbos del planeta tierra y del ser humano, del cual extracto el párrafo que utilizo al pie de la imagen:



“Creo que a partir de ahora la Humanidad tomará conciencia de que, a partir de la sociedad civil mundial, de los movimientos, organizaciones, instituciones, religiones e iglesias, cambia de rumbo o tendrá que aceptar entonces la aniquilación de la biodiversidad y el riesgo del exterminio de millones y millones de seres humanos, no excluida la eventualidad de la desaparición de la propia especie humana.”



Gracias al blog de Cristobal Cervantes / Espiritualidad y Política.

jueves, 17 de diciembre de 2009

REPORTAJE: La cumbre de Copenhague CUENTA ATRÁS / 14: ARGENTINA "Como no llueve, se derrite la miel"


El 'granero del mundo' debe cambiar de cultivos ante la falta de agua


La familia de Guillermo Beckmann, horticultor de 56 años de la Pampa Húmeda, lleva un siglo dedicada a la tierra. Pero en la última década este argentino de abuelo alemán vio fenómenos climáticos en sus tierras de Guadalupe, en las afueras de la ciudad de Santa Fe, que nunca había percibido. "Los inviernos ya no son tan rigurosos como antes, ya no hay tantas heladas, y entonces no tenemos que tomar tantos cuidados, como regar a la noche o hacerle humo a las verduras", describe Guillermo. "Hay temperaturas más elevadas, que nos benefician", admite el horticultor. Sin embargo, el tiempo está volviendo locos a sus colegas en Santa Fe. En 2003 sufrieron la inundación por el desborde del río Salado. En 2007 y 2008, unas lluvias arrasaron con toda la producción y este año padecieron una sequía que les complicó el riego.

Los cambios climáticos se perciben en toda Argentina, de norte a sur y de este a oeste, en zonas áridas y húmedas, con el consiguiente impacto en la vida de las personas y en las actividades agrícolas, ganaderas, turísticas, industriales o mineras. "Los científicos no se animan a decir que estos cambios sean referidos al calentamiento global, pero lo que está pasando se parece a lo que va a pasar", observa Raúl Estrada Oyuela, diplomático que negoció el Protocolo de Kyoto y que ahora preside la Academia Argentina de Ciencias del Ambiente.

Un informe oficial del Gobierno argentino ya ha identificado los impactos del cambio climático. "Hay un aumento de la frecuencia de precipitaciones extremas en el este y centro del país; aumento de temperatura en la cordillera de los Andes, la Patagonia y Cuyo (oeste), con retroceso de glaciares; aumento de los caudales de ríos y mayor frecuencia de inundaciones en todo el país, excepto en San Juan, Mendoza, Comahue (oeste) y norte de la Patagonia, donde han disminuido los caudales", describe el director de Cambio Climático de Argentina, Nazareno Castillo.

Víctor Pavón es un apicultor de 52 años que tiene colmenas en Silípica, a 50 kilómetros de la ciudad norteña de Santiago del Estero, donde se suele decir que hace "más de 40 grados a la sombra". "Ahora ha empezado a llover, pero hemos tenido siete meses de sequía, que antes no había, y es por la deforestación para plantar soja. Además, en Santiago siempre hacía calor, 40 o 42 grados, pero en octubre y noviembre tuvimos 48, 49 grados", relata Víctor, que desde hace 20 años está "detrás de la abeja". Como no llueve, no crecen las hojas de los árboles, que a su vez no dan sombra, y entonces se derrite la miel, se "funden" las colmenas y cae la producción. "De mis 600 colmenas, perdí 50 este año", cuenta este apicultor de zona árida, donde resulta difícil encontrar otras alternativas productivas.

En el sur también se padecen sequías más extremas que en el pasado. José Luis Zara, ganadero de 45 años de Patagones (un municipio del sur de la provincia de Buenos Aires, donde ya comienza la Patagonia), lleva instalado en la finca que era de su madre desde 2000. Aquella es una zona marginal, donde llovían sólo 350 o 400 milímetros de media anual. En 2004 llegaron a caer 700, pero a partir del año siguiente sólo han llovido 180 de media anual. "Desde pequeño, jamás he visto un sequía tan prolongada como ésta", se sorprende José Luis, y se lamenta. Hasta el año pasado tenía 350 vacas. Frente a la falta de cardos verdes, debió invertir para darles de comer, pero no pudo evitar que se le murieran 40. Antes de que perecieran, debió malvender otros 110 animales a 62 euros cada uno, en lugar de los 196 que podría haber obtenido si no hubiese habido exceso de oferta en su zona. Con unos amigos, alquilaron unas tierras en el norte de la provincia de Buenos Aires para enviar allí 150 vacas. Le quedaron sólo 50 en Patagones. "Esto me deja mal parado económicamente, y va a ser muy difícil revertir la situación", se desconsuela José Luis.

"Los rendimientos cárnicos y lácteos del ganado disminuyen en condiciones de mayor temperatura y humedad", advierte Osvaldo Canziani, dirigente argentino del Panel Intergubernamental de Cambio Climático de la ONU. El calentamiento global en el llamado granero del mundo obliga a la "reubicación de cultivos", añade. "Los de cereales no van a tener rendimientos apropiados y, en un futuro próximo, cuando la temperatura media sobre la superficie de la Tierra aumente en 2º, varias especies no van a poder ser cultivadas en las regiones tropicales actuales, mañana más calientes. Estos cereales se cultivarán en regiones templadas, siempre y cuando la temperatura media del planeta no aumente en 3º", evalúa Canziani. También la pesca en Mar del Plata o la Patagonia ya se ha resentido: "La situación se ha hecho crítica con especies de peces comestibles".

Guillermo Beckmann, que planta acelga, lechuga, remolacha y rúcula en Santa Fe, cuenta que con la sequía de este año los horticultores gastaron más en combustible para hacer funcionar los motores de los pozos de agua o debieron practicar nuevas perforaciones. Después sobrevino una repentina lluvia que inundó tierras cultivables y entonces su provincia debió comprar lechuga de otras regiones de Argentina.

El Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner prevé más impactos por el cambio climático, con más costos que beneficios económicos, migraciones forzadas, problemas de infraestructura y perjuicios para la salud humana. "Proyectamos un retroceso en los caudales de los ríos de la Cuenca del Plata -relata el director Castillo-, aumento del estrés hídrico en el norte y parte del oeste de Argentina, retroceso de la nieve en los Andes, probable crisis de agua en San Juan y Mendoza, menos generación hidroeléctrica en el Comahue y continuidad del retroceso de glaciares."

Fuente: Periódico El País, España (Enlace a los otros catorce artículos)

Punto de partida

- Emisiones. Argentina produjo 162 millones de toneladas de CO2 en 2006, la mitad que España.

- Postura ante Copenhague. Es un adalid de las reclamaciones de los países en desarrollo: poder emitir más y recibir compensaciones monetarias y tecnológicas.

- Qué se juega. La sequía amenaza su agricultura y su ganadería, pero también la pesca y el turismo.

Posición argentina en Copenhague

El ministro de Relaciones Exteriores de Argentina, Jorge Taiana, expuso ayer en Copenhague que adhiere a la posición del resto de los países en vías de desarrollo. Pidió que "los países desarrollados asuman sus responsabilidades en este proceso y, por lo tanto, cumplan sus objetivos claros de reducción de emisión (de dióxido de carbono), faciliten los fondos para la mitigación y adaptación (al cambio climático) y faciliten la transferencia tecnológica". Advirtió: "Si eso no se hace, enfrentaremos un futuro más complicado y un nuevo intento de los países desarrollados por transferir las crisis a los países en desarrollo".

REPORTAJE: LA CUENTA ATRÁS DEL CLIMA / 3: SURAMÉRICA El pulmón del mundo enferma


La sequía deja aisladas a comunidades indígenas y convierte el Amazonas en un vertedero de peces - Brasil pide ayuda para frenar el calentamiento


Tabatinga es una pequeña localidad situada en el corazón del denominado trapecio amazónico, en la frontera entre Brasil, Perú y Colombia. Es una de las áreas más estratégicas del Amazonas, apostadero de contrabandistas y narcotraficantes, donde el ejército brasileño mantiene acuartelado al Octavo Batallón de Infantería de la Selva y un Comando de Control Fronterizo. Al caer la tarde, el pequeño puerto de Tabatinga, bañado por las oscuras aguas del río Amazonas, se convierte en un bullicioso mercado al que arriban los indígenas en sus canoas cargadas con frutas, verduras y pescado. La economía de muchas comunidades indias depende en gran medida de la venta de estos productos y del trueque.

Este año la época de lluvias parece que está llegando con retraso. Una gran sequía azota la cuenca amazónica, y el efecto inmediato es un descenso alarmante de las aguas que recorren en río más largo y caudaloso del planeta. Según los expertos consultados por Greenpeace Brasil, desde julio el río Negro ha experimentado una decrecida de más de trece metros. Técnicamente, la situación se puede denominar de sequía extrema. Así que si las aguas bajan, la navegación puede ser inviable en determinados tramos del río, dejando aisladas algunas comunidades indígenas. Los indios Ticuna que llegan a Tabatinga para comerciar temen que la situación empeore.

Un basurero

Cerca de Manaos, el río Manaquiri presenta un aspecto desolador. El diagnóstico de Greenpeace es nefasto: "La sequía ha dejado el río seco y ha matado miles de peces. Las canoas y los barcos han quedado encallados en la arena. Los peces muertos generan mal olor y el bonito Amazonas parece un basurero. La población que vive en la región, totalmente dependiente de los ríos, sufre para desplazarse, y el acceso al combustible, la comida y el agua potable queda restringido".

"La sequía de este año, hasta ahora, está asociada con una variabilidad natural. Pero con el cambio climático estos fenómenos pueden intensificarse. Los datos de esta década muestran un aumento de estos fenómenos extremos", señala Antônio Manzi, experto en biosfera y atmósfera amazónica. Según algunas proyecciones de Greenpeace, la selva amazónica corre el peligro de desaparecer completamente. Otros informes menos apocalípticos señalan una destrucción del 83% del Amazonas en 2100.

Brasil llega a Copenhague con la responsabilidad de quien atesora el mayor pulmón de planeta: aproximadamente el 60% de los 6,9 millones de kilómetros cuadrados de ríos y afluentes que conforman la cuenca amazónica.

El presidente Luiz Inácio Lula da Silva pondrá sobre la mesa de negociaciones una oferta que gira en torno a dos compromisos: una reducción de entre un 36% y un 39% de las emisiones en 2020, y una caída del 80% de la deforestación del Amazonas en la misma fecha. Lula resumía recientemente la propuesta con una de sus provocadoras frases: "Nosotros hablamos menos y hacemos más". La declaración iba dirigida a EE UU y la UE, que el presidente brasileño señala como principales responsables del calentamiento global.

Según el director de Combate a la Deforestación del Ministerio de Medio Ambiente, Mauro Pires, "el 24 % del total de la reducción de emisiones anunciada por Brasil proviene de la reducción de la deforestación del Amazonas". Pires habla avalado por unos excelentes datos registrados en las últimas mediciones del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales, que apuntan a una caída del 45% de la deforestación entre agosto de 2008 y julio de este año. Es un récord histórico, aunque los más de 7.000 kilómetros cuadrados que se perdieron en el último año equivalgan a un área superior a la capital brasileña.

Brasil insiste en que la preservación del Amazonas tiene efectos globales, así que es responsabilidad de todos los países del mundo. El Gobierno de Lula creó hace menos de un año el Fondo Amazonas, de carácter privado y administrado por el Banco de Fomento. El objetivo es reunir donaciones de personas, instituciones y gobiernos que quieran colaborar con la causa. "Ya recibimos una donación de 140 millones de dólares (92 millones de euros) del Gobierno de Noruega, que se ha comprometido a desembolsar hasta mil millones de dólares (660 millones de euros) en 2015. Alemania también ha donado 22 millones de euros. Ahora en Copenhague esperamos nuevos anuncios", declara Pires.

Pero, ¿cuánto cuesta frenar el deterioro del Amazonas? "Centenas de miles de millones sólo hasta 2020 para reducir la deforestación, fortalecer la economía local, consolidar el ecoturismo, y preservar la tierra indígena. Y el problema es que los países ricos no se quieren rascar el bolsillo", sentencia el responsable del combate contra la deforestación.

En la misma línea se pronuncia la secretaria de Estado de Cambio Climático, Suzana Kahn: "nuestra oferta de reducir en un 39% las emisiones representará una disminución de mil millones de toneladas de CO2. Para que esto suceda, es necesario un flujo de financiación por parte de los países desarrollados. Brasil apoya la creación de un fondo global para que los países industrializados destinen el 1% de su PIB a la lucha contra el cambio climático".

Greenpeace, sin embargo, denuncia que existen trampas en los cálculos realizados por Brasil para llegar a su generosa oferta de reducción de emisiones contaminantes. "En el sector energético los números fueron inflados. El Gobierno brasileño ha proyectado unas emisiones que están muy por encima de lo calculado por el Banco Mundial o la Agencia Internacional de Energía. Si inflas intencionadamente tus previsiones de emisiones y después prometes reducirlas en hasta el 39%, el resultado es que la reducción real es mucho menor", afirma Marcelo Furtado, director de Greenpeace Brasil.



América del Sur: situación de partida

- Emisiones. Los países de América Central y del Sur emitieron en 2006 1.138 millones de toneladas de CO2, un 3,9% del total mundial. Brasil, con 337 millones, representa más de un tercio del total del subcontinente.

- Postura ante Copenhague. La Amazonia es la gran baza del subcontinente. La ingente masa forestal es el mayor sumidero natural de emisiones del planeta, y, por tanto, la mayor baza de negociación de los países de la región. La postura es clara: si el mundo quiere beneficiarse del efecto sumidero, que lo pague. A cambio, Brasil ofrece reducir las emisiones casi un 40% en 2020, y la deforestación del Amazonas en un 80%.

- ¿Qué se juega? El calentamiento reducirá el cauce de los ríos de la cuenca amazona. Como resultado, la zona este de la región dejará de ser selva, para convertirse en sabana. La biodiversidad también sufrirá con el cambio. La productividad del sur decaerá, tanto en cultivos como en ganadería.



domingo, 6 de diciembre de 2009

Apocalipsis transgenico 'The Year of the Flood' / Margaret Atwood


La escritora realizó presentaciones musicales de The Year of the Flood en Gran Bretaña

Atwood describe un Apocalipsis transgénico en su nueva novela

No es la ciencia lo que hay que observar, sino a los seres humanos que la usan, alerta

Algunos creen que la naturaleza siempre es benévola y nunca traiciona, dice la poeta canadiense

Londres. The Year of the Flood (El año del diluvio), la nueva novela de Margaret Atwood, presenta una distopía en la que la ciencia ha tenido consecuencias catastróficas sobre el medio ambiente. La novela es su más reciente adición a una obra reconocida y galardonada que abarca ya cinco décadas de poesía, narrativa y crítica. Describe el advenimiento de un inmenso desastre natural que deja pocos sobrevivientes humanos y una horda de animales divididos genéticamente merodeando en un devastado ambiente natural.

Atwood saltó a la fama en 1969 con su primera novela, The Edible Woman (La mujer comestible), escrita cuando vivía en Edmonton, Alberta. Los primeros críticos la catalogaron de alegato feminista, pese a que en ese tiempo la autora fue excluida del movimiento feminista estadounidense.

Su definición de feminismo parece enfocarse en preocupaciones más humanistas, y su idea de las mujeres como iguales pero diferentes tiene más en común con la filosofía feminista francesa de la década de 1970, que celebra la diferencia.

“Lo importante no es quién recoge los calcetines, sino a qué nos referimos al hablar de feminismo –expresa–. ¿Hablamos de las niñas sujetas al tráfico sexual, o de las mujeres de Bangladesh? ¿Hablamos de las mujeres de Europa oriental a quienes les ofrecen trabajo en Occidente y acaban de esclavas sexuales? Si preguntamos si las mujeres son seres humanos, no necesitamos someterlo a votación. Pero de ahí, ¿adónde vamos? ¿Las mujeres son mejores que los hombres? No. ¿Son diferentes? Sí. ¿En qué son diferentes? Todavía estamos tratando de dilucidarlo.”

Albores de un futuro

La ficción de Atwood, celebrada por su rica imaginación, está arraigada en la topografía del mundo real. Escribió su novela más celebrada, The Handmaid’s Tale –sobre un régimen chovinista masculino que mantiene cautivas a las mujeres como reproductoras–, después de un viaje a Kabul en 1978 y también con el régimen autocrático de Irán en mente, The Year of the flood está tan firmemente basada en la geografía que puedo mostrar su ubicación en el mapa, dice la autora.

“Está en la costa este de Estados Unidos… Está tan al sur que el cambio climático le da lluvias y tormentas eléctricas todas las tardes. Tiene que ser una parte plana del mundo para que los océanos se eleven sobre ella.”

Este elemento del mundo real da sustento al argumento de Atwood de su ficción que es más especulativa que científica porque entra en el reino de las posibilidades. “No describo nuestro mundo, pero vamos en esa dirección… Es un futuro cuyos inicios ya están entre nosotros.”

La fauna que describe –follaje genéticamente modificado– no es diferente al de las plantas caseras de tamaño agrandado que ve en Toronto, su ciudad natal, y las crías animales clonadas y divididas, aunque exageradas (leones cruzados con corderos, conejos de un verde fosforescente), recuerdan la ciencia pionera de la oveja Dolly.

¿Es, entonces, un relato de advertencia acerca de la ciencia? Lejos de despreciarlo, Atwood parece totalmente conectada con el mundo de la tecnología de vanguardia: bloguea, aparece en Twitter, y no hace mucho tiempo inventó la Pluma Larga (que le permite autografiar digitalmente sus novelas).

No es un relato sobre un científico loco. No es el Frankenstein de Mary Shelley. La ciencia es una herramienta, como el martillo. Se puede usar para bien o para mal, para construir una casa o asesinar al vecino. Alguna de la biotecnología que aparece en el libro es muy útil. No es la ciencia lo que hay que observar, sino a los seres humanos que la usan.

Su preocupación por el ambiente ingresó apenas hace poco en su literatura, pero siempre ha estado en su vida. Creció en el campo en Canadá, hija de un entomólogo que a la vez amaba y temía el mundo natural. Este temeroso respeto por una naturaleza predatoria y a veces malévola informa buena parte de su obra. Algunas personas creen erróneamente que la naturaleza es muy linda y benévola y que nunca traiciona. En la parte de Canadá donde vivo la gente viene a ver los osos, que no siempre son benévolos y a los que hay que respetar y no andarlos abrazando, porque son bastante impredecibles. Me entristecen las personas que creen que los osos son como Winnie Puh, dulces y juguetones.

La naturaleza, en The Year of the Flood, es descrita en términos casi bíblicos. El grupo ambientalista se hace llamar los Jardineros de Dios, y sus líderes se llaman Adán y Eva; los himnos tienen fuertes matices cristianos; el diluvio y su secuela que constituyen el núcleo de la historia explotan el tema familiar del arca de Noé, y el Jardín se describe como un oasis, semejante a un paraíso.

Atwood afirma que su objetivo no fue celebrar el cristianismo, sino extraer los elementos panteístas de los primeros textos cristianos y de otras religiones; Jesús aparece como un proto-ambientalista, y Buda se presenta también.

Lo que está allí son las partes verdes del cristianismo. Las religiones en general tienen que redescubrir sus raíces. En el hinduismo y el Corán se describe a los animales como iguales. Si uno entra en una catedral y mira las decoraciones del cristianismo temprano, hay plantas trepadoras, animales de aire, mar y tierra pululando por todos los relieves.

Margaret Atwood realiza actualmente una gira de presentaciones musicales de la novela, acompañada de música y venta de recuerdos hechos con elementos reciclados. En una de las más recientes, en la catedral de Manchester, Inglaterra, los himnos fueron entonados por músicos de la comunidad lésbico-gay de la ciudad.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya

Foto: Margaret Atwood, el jueves, en la azotea de la librería especializada Waterstones, en LondresFoto Reuters

Arifa Akbar

The Independent

Periódico La Jornada

Sábado 5 de septiembre de 2009, p. 2

viernes, 4 de diciembre de 2009

Las dos caras de las plantas transgénicas: Las semillas Monsanto y el arroz dorado








Si tuviéramos que elegir la rama de la ciencia más ampliamente demonizada, con la percepción social más negativa y con más críticas a sus espaldas, muchos no dudaríamos en elegir al campo de las plantas transgénicas (mientras, en medicina, nadie dice ni “mu” con los transgénicos).


Las prácticas que las empresas están llevando a cabo con las plantas transgénicas para su propio beneficio son, sin lugar a dudas, una de las principales razones por las que este ámbito tiene tan mala prensa. Sin embargo, lo anterior, junto a la ignorancia y la confusión social, están llevando a un debate tan mal planteado como simplista: “Plantas transgénicas sí vs plantas transgénicas no”. Por eso, es importante describir y resaltar las dos caras que ofrecen las plantas transgénicas. La mayoría de la gente sólo conoce la cara mala y plantea el estéril debate en base a un conocimiento fragmentado de la realidad.

Las semillas Monsanto

Mucho se ha hablado sobre las prácticas monopolísticas de la empresa norteamericana Monsanto. En cuestión de plantas transgénicas ellos son los reyes, al controlar aproximadamente el 60% del mercado mundial y un 70% del mercado de semillas. En la actualidad, grandes extensiones de cultivos de maíz, soja y algodón proceden de los productos transgénicos de Monsanto. Resistencia a plaguicidas, mayor producción, resistencia a determinadas plagas… Son sólo algunas de las propiedades que ofrecen sus productos a través de la modificación genética de las plantas.

Cada una de las plantas transgénicas (o semillas) de Monsanto que están en el mercado están patentadas. Es decir, esta empresa tiene un derecho exclusivo para su comercialización y explotación comercial durante el tiempo de duración de la patente. Esto da lugar a tres grandes problemas:

-Se encarece el valor de las semillas pues no existe apenas competencia en el mercado de los transgénicos.

-Los agricultores no pueden guardar ni volver a sembrar las semillas que están patentadas. En caso de reutilizarlas, se enfrentan a fuertes demandas judiciales.

-En los cultivos normales cercanos a los cultivos de plantas transgénicas terminan apareciendo, con frecuencia, plantas transgénicas las cuales son, por lo general, difíciles o imposibles de reconocer tan sólo por su aspecto. Los agricultores a los que les ocurre esto pueden ser demandados por Monsanto debido a la vulneración de su patente.

Debido al exceso de celo de Monsanto en la aplicación de patentes en sus plantas transgénicas y productos derivados así como la monopolización en este campo y a prácticas verdaderamente mafiosas, gran cantidad de agricultores e instituciones han dado la espalda a estos productos y, en numerosos países de la Unión Europea, están directamente prohibidos.

El arroz dorado

El arroz dorado se creó hace alrededor de 10 años gracias a la colaboración de dos universidades (el Instituto de Ciencias vegetales del Instituto Federal Suizo de Tecnología y la Universidad de Friburgo) como respuesta a un gran problema mundial: Cientos de millones de personas en el tercer mundo sufren déficit de vitamina A debido a una dieta escasa y muy poco variada. En los países asiáticos, cuya dieta básica depende en muchos casos casi en exclusiva del arroz, se encuentran con el gran problema de que este cereal no aporta esta vitamina.

Por esa razón, el déficit de vitamina A es casi endémico en las zonas más desfavorecidas de los países orientales. ¿Las consecuencias? Ceguera, infecciones frecuentes, alteraciones de la piel y los ojos (xerodermia y xeroftalmia), retraso mental y del crecimiento…

El arroz dorado está modificado genéticamente para contener una gran cantidad del precursor de la Vitamina A (betacaroteno) que, al metabolizarse, se convierte en vitamina A en nuestro organismo. De esta manera, el cultivo de este cereal modificado en los países más pobres donde el arroz es un alimento básico supondría la solución a este gran problema humanitario. Pese a todo, tras diez años de su origen, el arroz dorado sigue sin salir al mercado. En la actualidad, se estima que podría salir para 2010 ó 2011 si la fuerte oposición de grupos ecologistas u otros colectivos no bloquea su salida.

La patente del arroz dorado ha sido eliminada para facilitar su distribución entre los agricultores de los países pobres y, así, conseguir que este cereal llegue a la población sin restricciones.

¿Cuál es la moraleja?

La confrontación de estos dos hechos casi contradictorios en torno a las plantas transgénicas simplemente pone de manifiesto que las plantas transgénicas no son buenas o malas per se. Son las prácticas y las intenciones detrás de su producción y comercialización las que van a determinar si van a suponer un daño o un beneficio para la humanidad.

De la misma manera que no se debate si “física nuclear sí vs. física nuclear no” o “microbiología sí vs. microbiología no” por la producción de la bomba atómica o la síntesis de armas bacteriológicas tampoco se debería debatir de la misma manera “plantas transgénicas sí vs. plantas transgénicas no” por las malas prácticas monopolísticas o mafiosas de Monsanto. El debate debería centrarse en cómo, para qué y de qué manera deberíamos aprobar la producción de transgénicos de forma que fuera un elemento beneficioso para la humanidad.

El principal problema en este debate radica en que, junto a fuertes intereses económicos existe una gran confusión y se distribuyen multitud de mentiras que empañan y oscurecen la realidad del asunto. En la actualidad, la financiación para la investigación pública de plantas transgénicas es irrisoria. No se dedica apenas dinero en este campo por su mala fama . ¿Las consecuencias? Las empresas privadas son las que están ganando a pasos agigantados el terreno de los transgénicos. Si sólo esperamos que la investigación que se dedica a las plantas transgénicas la realicen las empresas privadas, entonces no nos sorprendamos de que ellos tengan un monopolio con una intención claramente lucrativa. ¿Dónde está el dinero público para la investigación de plantas transgénicas sin ánimo de lucro?

La investigación en las plantas transgénicas va a ir avanzando, queramos o no. En nuestras manos está que ese avance quede exclusivamente relegado a las empresas privadas o, por el contrario, podamos permitir que los organismos públicos también desempeñen su papel.

Por Shora del blog de medicina MedTempus

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